Lleva toda la vida dedicada al teatro, siguiendo los pasos de su familia. Julia Gutiérrez Caba, que ha recibido los más importantes galardones que pueden reconocer a un artista, suma ahora el Premio Max de Honor 2012, un reconocimiento que recibirá el próximo 30 de abril, en la gala de entrega en el Teatro Circo Price de Madrid. Así se recompensa «una vida entera dedicada a la interpretación», indica la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), responsable de esta distinción, que a la homenajeada, nacida en Madrid en 1934, le llena de especial satisfacción por ser «esencialmente de teatro».
La veterana intérprete confesó ayer, minutos después de conocer la decisión de la SGAE, que esta etapa actual de su carrera la afronta «regular». «El teatro me pesa más hacerlo, porque exige una serie de cosas que me dan algo de pereza: duros ensayos, giras… No me gusta separarme de mi profesión y no me he retirado del teatro ni de nada, pero ahora me gusta trabajar en cosas que me permitan un descanso, como las colaboraciones con televisión», indicó.
Gutiérrez Caba, que ha actuado tanto en teatro como en cine o la pequeña pantalla, asegura que las artes escénicas son «la almendra del oficio». «Podemos movernos en otras cosas, pero el actor debe pasar necesariamente por el escenario. El teatro es muy diferente a otros medios, es lo único que se hace en vivo y de cara al público. Y esa magia hay que pasarla», explicó.
A este respecto, consideró que el arte de las tablas es un reflejo de la sociedad, que a su vez ha evolucionado mucho. «Hoy, la amplitud de géneros que tiene un espectador es muy grande, y aunque el teatro siempre ha estado en crisis, creo que nunca desaparecerá. Ni se puede piratear ni se puede camuflar. La presencia del ser humano abajo y arriba de un escenario es imposible si no es un hecho vivo y del momento», argumentó.
Lejanos están ya los tiempos que en los que Julia Gutiérrez Caba formó compañía propia junto a su marido, el director teatral Manuel Collado, en la década de los 70. «Fueron 10 años y había demasiados problemas que teníamos que defender con nuestros propios ingresos. El coste del teatro es mucho mayor de lo que la gente piensa y suponía una constante preocupación», recordó.
Si algo ha aprendido de su oficio en todos sus años dedicados al teatro ha sido la «disciplina en el trabajo». «No nos deslumbraba la profesión, había muy pocos premios. Se trataba de un trabajo más artesano y humilde, de dedicación, y a eso estamos acostumbrados en mi familia. Además, ahora, los medios se ocupan más de todo, existe una mayor promoción», señaló.
A pesar de que en estos momentos hay una profunda crisis, la actriz apuntó que todas las artes escénicas «forman una parte esencial de la educación y la cultura de un país y hay que cuidarlas». «El teatro necesita ayuda y cierta dedicación. El esfuerzo hay que hacerlo, porque una nación se define mucho por su amor a la cultura. En muchos estados de Europa, el teatro es primordial en su manera de cultivarse. Aquí se nota más el problema», concluyó esta veterana y consolidada actriz.
