El presidente de Siria, Bashar Asad, exigió ayer a EEUU que renuncie a las amenazas como condición para entregar sus armas químicas a la comunidad internacional. «Esto no significa que Siria suscribirá la Convención Internacional para la Prohibición de las Armas Químicas, sino que cumplirá las condiciones y ya está», señaló Al Asad.
«Es un proceso de dos vías y, principalmente, contempla que EEUU abandone su política de amenazas contra Siria y en qué medida será aceptada la propuesta rusa», afirmó el presidente.
Esto sucedía a la vez que Washington y Moscú comenzaban a negociar sobre cómo proceder con ese arsenal. Por su parte, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y su homólogo ruso, Serguei Lavrov, llegaron a Ginebra, en Suiza, para conversar sobre ese plan. Rusia prevé presentar un programa de cuatro puntos para destruir el arsenal del país árabe inmerso en una guerra civil.
Según trascendió en Moscú, en primer lugar el Gobierno del presidente sirio tendrá que suscribir la Convención Internacional contra las Armas Químicas. A ello seguiría la apertura de los depósitos y las plantas de fabricación, que será evaluada por los inspectores. Seguidamente, se llevará a cabo la destrucción de las armas, donde Rusia y EEUU podrían cooperar.
Por su parte, el mandatario ruso, Vladimir Putin, firmó un artículo en el diario estadounidense The New York Times en el que hablaba de creciente confianza entre él y el presidente estadounidense Barack Obama. Pero a su vez criticó duramente a Washington y le acusó de apostar de forma creciente por la «cruda violencia» en los conflictos que se producen en el mundo.
Horas antes del encuentro, Lavrov señaló: «Estoy convencido de que hay una posibilidad para la paz en Siria».
Los adversarios al régimen rechazan de plano la propuesta de Moscú. De esta forma, la opositora Coalición Nacional Siria declaró, en Estambul, que un acuerdo de esas características tan solo alentará a otros países como Irán y Corea del Norte a fabricar armas de destrucción masiva.
Por otro lado, el rotativo The Washington Post señaló que el servicio secreto estadounidense ha comenzado a suministrar armas ligeras, munición, así como equipos de comunicación y médicos a los insurgentes.
Eso significa, que junto a los suministros que se han hecho de vehículos o otros equipos de armamento se está ampliando significativamente el papel de EEUU en la guerra civil siria, destacó el diario. EEUU confía en poder reforzar así a los insurgentes que ya luchan desde hace dos años y medio contra Al Asad.
Según estimó el Ejecutivo de Obama no habrá una solución diplomática a la ofensiva. «Creo que eso tardará un tiempo», aseveró el pasado miércoles el portavoz del mandatario, Jay Carney. El estadounidense se mostró confiado, sin embargo, en que se lleguen a resultados concretos tras la cita de Ginebra. Y es que la búsqueda de una solución diplomática al conflicto podría desatar «nuevos enfrentamientos en el país».
