La guerra en Libia continúa desatando su capacidad para causar estupor. Y es que la embajadora de Estados Unidos en Naciones Unidas, Susan Rice, declaró ante el Consejo de Seguridad que las tropas leales al mandatario Muamar el Gadafi cometen cada vez más agresiones sexuales gracias al consumo de Viagra, según informaron fuentes diplomáticas. No obstante, no expuso ninguna prueba que respaldara esta información.
La dirigente añadió que los altos mandos suministran dicho estimulante sexual a los soldados para que violen a mujeres. Concretamente, citó las informaciones que acusan a las fuerzas libias de disparar en las mezquitas y alcanzar a niños, y de «repartir Viagra entre sus soldados, de tal modo que salgan y violen».
Los diplomáticos del Consejo de Seguridad matizaron que Rice no presentó ninguna prueba para demostrar estas revelaciones, aparecidas el lunes en el periódico sensacionalista Daily Mail.
Este medio británico aludió a Michael Mahrt, de Save The Children, quien hablaba de multitud de testimonios de agresiones sexuales a menores, si bien no habían sido confirmados. El portavoz rebelde Abdelbaset Abumzirig, destinado en Misrata, agregaba que los soldados de Gadafi habían recibido la orden de cometer violaciones.
Rice, ante las críticas de países como China y Rusia de que la OTAN se ha convertido en parte activa de la contienda en Libia, consideró «ridículo» definir el conflicto libio como una guerra civil ordinaria y tratar de comparar moralmente a las fuerzas de Gadafi con los rebeldes. La diplomática recordó que los opositores solo se levantaron en armas cuando las tropas gubernamentales abrieron fuego contra manifestantes pacíficos.
Por otra parte, defensores de Derechos Humanos afirman que las sospechas comenzaron el mes pasado, cuando un médico de la ciudad de Ajdabiya, Suleiman Refadi, aseguró en una entrevista a Al Yazira que las fuerzas del dictador habían recibido paquetes de Viagra y preservativos como parte de una campaña de violencia sexual. «He visto Viagra y he visto condones», declaró el facultativo.
Fred Abrahams, asesor especial de la ONG Human Rights Watch, asegura que su grupo se toma seriamente las denuncias de agresiones sexuales, que están siendo investigadas «activamente». «Tenemos unos pocos casos creíbles de violencia de género y violación, pero no hay pruebas que sugieran que son sistemática o una política oficial. No tenemos nada sobre la distribución de Viagra o preservativos», señaló Abrahams.
Hace pocos días, la representante especial de la ONU sobre violencia sexual en conflictos armados, Margot Wallstrom, criticó que el Consejo de Seguridad no mencionara este tipo de crímenes en sus dos últimas resoluciones dirigidas a Libia y, aunque admitió que las sospechas a este respecto no han sido confirmadas, citó el conocido caso de Eman al Obaidi, la mujer que en marzo irrumpió en uno de los hoteles de Trípoli donde se aloja la prensa internacional, con el fin de denunciar que había sido forzada por milicianos pro gubernamentales.
Mientras tanto, la guerra en territorio libio continuó con su escalada de víctimas. Así, 12 personas murieron el jueves en Misrata durante un bombardeo de las fuerzas de Gadafi sobre la ciudad. Además, ayer perdió la vida una mujer de la localidad tunecina de Dehiba como resultado de los combates que están librando en la frontera con Túnez los partidarios del dictador contra los rebeldes. Asimismo, buques de la OTAN desactivaron ayer varias minas plantadas en el puerto de Misrata por efectivos del régimen de Gadafi.
