El Real Madrid, provisionalmente en puesto de play off en la Euroliga, inicia esta tarde en Lituania (18.45 horas/Canal+Deportes) su gira de cuatro partidos seguidos a domicilio en el Top 16, una etapa clave de la temporada que abrirá en cancha del colista Zalgiris Kaunas.
Blancos y verdes se han convertido en enemigos habituales en las últimas temporadas, hasta el punto de que afrontan su duodécimo enfrentamiento en cuatro años. El balance es claramente favorable al Real Madrid (11-1), pero su rival siempre le ‘regala’ un recibimiento hostil y además llega animado tras quebrar su mala racha.
Cinco derrotas encadenaba el Zalgiris hasta que la semana pasada batió al Brose Baskets alemán en un encuentro muy ajustado (75-73). El equipo con Sarunas Jasikevicius al mando sigue siendo colista del grupo F con un balance de 2-7, pero aún no está matemáticamente eliminado y quiere exprimir sus últimas gotas de vida en las cinco jornadas que faltan.
La llegada del base estadounidense Jerome Randle, que sumó 12 puntos y 5 asistencias en su debut ante el Brose, ha reforzado al Zalgiris tras la marcha de Mantas Kalnietis a Milán. Con este fichaje, el apoyo de su afición y lo cara que vendió su derrota en el duelo de ida (92-86), el equipo báltico buscará la sorpresa en esta décima jornada.
Por su parte, el Real Madrid (5-4) es consciente de que como mínimo necesitará dos victorias más para lograr la clasificación y que ésta es su mejor oportunidad, ya que después le esperan las visitas a Barcelona, Atenas y Vitoria, antes de acabar el Top 16 en casa frente al Khimki.
La presión de Barça y Olympiacos, perseguidores con un triunfo menos, impide cualquier margen de error al vigente campeón, que viene de una clara derrota en casa ante el CSKA Moscú (87-96) parcialmente olvidada con el triunfo liguero en Gran Canaria (93-103) en la reedición de la final copera.
Pablo Laso dispone de casi toda su plantilla y pronto será toda con la vuelta inminente de Rudy Fernández, aunque el alero todavía será baja porque “sería absurdo forzar a un jugador que lleva tres meses parado”, en palabras del propio entrenador. Así, el balear no tendrá que volver a una pista de infausto recuerdo en la que fue agredido por aficionados radicales hace tres años.
