¿Qué ha supuesto para usted ser finalista del Premio Cirilo Rodríguez?
Ha sido increíble. El Cirilo es el premio más prestigioso de España para corresponsales y este año es especial porque se cumple el 25 aniversario. Estarán allí todos los grandes maestros de nuestra profesión. Yo he crecido y he aprendido de sus crónicas leyéndolas en el instituto y en la universidad (donde me apuntó mi madre casi a la fuerza) cuando ni siquiera soñaba con ser corresponsal y ahora me los encuentro en Segovia. El hecho de que los compañeros de profesión reconozcan tu trabajo ya es un premio porque muchos otros profesionales con más años que yo a las espaldas y con tantos méritos como podamos tener cualquiera de los tres finalistas se han quedado en el camino.
¿Podría dedicar unas breves palabras a cada uno de sus dos compañeros de terna?
Al maestro Rovira lo conocí en Bagdad, en 2003, durante mi primer viaje a Iraq. Allí hicimos amistad. Recuerdo un día, en la zona verde, en el palacio de Sadam Hussein cuando, sentados a la sombra de un árbol me contaba cosas del periodismo y del sudeste asiático. Es una gran alegría volverme a encontrarle, años después, en la final. A Joaquín Ibarz no le conozco personalmente pero leo a menudo sus crónicas. Es un referente en su zona y dicen que el favorito. Todos reconocen su labor. Es bonito formar cartel con dos periodistas como ellos
¿Qué puntos de interés destacaría en este momento en la zona que cubre usted informativamente?
Oriente Próximo siempre está al borde del precipicio. Aún no se han cerrado las heridas de la guerra de Gaza y las negociaciones entre israelíes y palestinos están estancadas. El presidente Obama dará un esperado discurso a las naciones árabes en unos días y habrá elecciones en el Líbano, donde hay militares españoles. Si Hezbolá gana esos comicios podría haber cambios de importancia en un país siempre imprevisible. También habrá presidenciales en Irán, que está desarrollando su propio programa nuclear. Como ve, en esta zona no da tiempo a aburrirse.
¿Y a nivel mundial?
Me interesa ver que es lo que pasa con Obama en Washington. Si lleva a cabo los cambios que prometió o se convierte en el presidente de la gran decepción. Lo que está pasando en Pakistán también es preocupante. Además está la crisis económica; si en el primer mundo es preocupante en el tercer mundo puede ser fatal.
¿Cómo cree que la crisis global está afectando a la información internacional? Tienen menos medios, menos espacio informativo…?
Cuando hay menos dinero todo es más difícil. Cubrir un conflicto en el extranjero siempre es caro porque hay que desplazar o pagar la residencia de una persona. Si no hay dinero, no hay viajes ni corresponsalías fuera. Al final hay medios que prefieren pagar por crónicas a gente que vive en el país donde ocurre la noticia y que muchas veces no tiene ni la experiencia ni, sobre todo, la formación necesaria para escribir en un medio serio.
En su trabajo diario, ¿cómo percibe los cambios en la profesión periodística (nuevas tecnologías, etc.)?
En la búsqueda de información y en su transmisión Internet ha constituido una revolución impensable. La posibilidad de hacer conexiones en directo a casi cualquier hora y desde multitud de lugares ha dado mucho juego a la televisión pero, en cierto modo, también ha perjudicado al periodismo. Muchas veces estamos atados al punto de directo sin poder salir a ver lo que realmente pasa en la calle, a hablar con la gente, a rodar imágenes o a hacer un buen reportaje.
La televisión devora noticias y en ocasiones esa voracidad y la inmediatez que requiere el medio no dejan espacio a la reflexión. Muchos editores prefieren un mono en el punto de directo para hacer una conexión de 30 segundos que darnos un día de rodaje para buscar y grabar una buena historia.
Es usted el periodista más joven de la terna, ¿cree que hay mucha diferencia de perspectiva respecto a compañeros más veteranos?
Creo que eso es bueno y no necesariamente va ligado a la edad. Gracias a las diferencias de perspectiva nos apartamos de las versiones oficiales y hay diversidad. En cierto modo, las noticias son como los objetos. Para hacernos una idea acertada de ellos no podemos verlos sólo de frente o sólo de perfil. Otras veces, gracias la opinión de varias personas podemos hacernos una idea más acertada de la realidad.
Me gustaría que me hablase un poco de su relación con Segovia; no todos los años tenemos un candidato ‘casi segoviano’…
En realidad yo soy segoviano de adopción. Nací en Ávila pero hace quince años que me enamoré de una chica segoviana que, como dice la jota, es la mujer que yo más quiero y son sus ojos más bonitos que la lunita de enero. Ella también es periodista y aunque trabajábamos en Madrid íbamos todos los fines de semana y vacaciones a Prádena donde su familia tiene el bar la Portada. Gracias a ella, que dejó un trabajo fijo para venirse conmigo, yo me fui de corresponsal y hoy volvemos a Segovia y, aunque no ganemos, gracias al cielo, volvemos.
