En el segundo día del gran asalto que las fuerzas internacionales y afganas han lanzado sobre un bastión talibán del sur del país, la OTAN admitió ayer haber matado a 12 civiles al lanzar dos cohetes que se desviaron 300 metros y erraron en su objetivo de impactar contra un reducto insurgente.
En un comunicado, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), misión bajo mando de la OTAN, explicó que los proyectiles salieron de un sistema de lanzamisiles hacia un refugio desde el cual los talibanes estaban abriendo un fuego «preciso y directo» contra las fuerzas aliadas.
Un militar afgano y otro extranjero resultaron heridos por los disparos que los integristas estaban efectuando en el distrito de Nad Alí, situado en la conflictiva provincia sureña de Helmand.
«La actual operación en el centro de Helmand está dirigida a restaurar la seguridad y la estabilidad en esta zona vital de Afganistán. Es lamentable que durante nuestro esfuerzo conjunto se hayan perdido vidas inocentes», sostuvo el jefe de la ISAF, el general estadounidense Stanley McChrystal.
El oficial pidió también disculpas al presidente afgano, Hamid Karzai, por lo que consideró un suceso «desafortunado», y dijo que el sistema de lanzamisiles no volverá a ser utilizado hasta que se someta a una inspección.
Karzai ya había pedido durante los primeros compases de la Operación Moshtarak (Juntos en dari) que se evitaran las bajas civiles y los bombardeos aéreos.
La ONU también instó ayer a las partes en conflicto a que la población no se vea afectada por los combates y a que se respete al personal humanitario desplegado para ayudar a los desplazados.
La Oficina de Coordinación para Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA) constató que «un número creciente» de desplazados está llegando de la zona de la ofensiva (Marjah y Nad Alí) a Lashkar Gah, capital de Helmand, aunque dijo que es «imposible» saber la cifra exacta. Unas 900 familias que han abandonado sus hogares ya se han registrado ante las autoridades provinciales, pero el proceso de verificación que habitualmente efectúan las agencias humanitarias en casos similares aún no ha concluido.
Desde que en la madrugada del sábado se iniciara el ataque, 27 supuestos insurgentes y dos soldados internacionales -uno de ellos británico- han perdido la vida, según ha precisado una fuente oficial afgana.
Marjah, el epicentro de la gran operación, que cuenta con unos 15.000 efectivos internacionales y afganos, tiene una población de unos 80.000 habitantes. En varios comunicados, la ISAF mantuvo que tanto la OCHA como otras agencias de la ONU y varias ONG tienen información de que no se ha registrado «un aumento» de civiles afganos que estén dejando Nad Alí.
La OTAN añadió que una patrulla descubrió 250 kilogramos de nitrato de amonio y otros materiales para fabricar explosivos durante una redada en Marjah, mientras que en Nad Alí los soldados destruyeron abundante munición en posesión de los insurgentes.
Durante el sábado las tropas irrumpieron en los aledaños de Marjah con helicópteros militares y aviones C-130 y A-10, zona que según admitió el Ministerio afgano de Defensa ha sido minada por cientos de integristas que supuestamente se esconden en la población. 5.000 efectivos estadounidenses, 2.000 afganos, miles de británicos -desplegados tradicionalmente en la zona- y soldados de Dinamarca, Estonia y Canadá integran esta operación diseñada para arrebatar al movimiento talibán el único gran núcleo de Helmand que controlaban por completo.
