Se rompe el mito. Aunque todos los segovianos se enorgullecen de tener “el cielo azul más limpio de España”, y es harto frecuente escuchar “¡aquí todavía se puede respirar aire puro!”, lo cierto es que no es así. Los datos recogidos este verano en la estación de control de la calidad del aire, ubicada en la calle Las Nieves (barrio de San Lorenzo), presentan una realidad muy diferente a la creencia extendida entre la población segoviana.
Del 1 de abril al 30 de septiembre de este año —periodo de seis meses durante el cual se mide el ozono—, un total de 97 días se ha superado en Segovia el nivel de ozono recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es de 100 microgramos por metro cúbico de aire. Y si se tiene en cuenta el límite legal de exposición al ozono, 120 microgramos por metro cúbico de aire, resulta que Segovia lo ha rebasado durante 35 días en ese periodo. “Son niveles de ozono muy elevados”, resume Miguel Ángel Ceballos, portavoz regional de “Ecologistas en Acción” en asuntos de contaminación.
¿Es nuevo este problema?. Al parecer, no. Según sostiene este colectivo ecologista, los datos recogidos durante años en la estación de control de la calidad del aire que se situó en las inmediaciones del Acueducto estaban falseados, por encontrarse a escasos metros de un punto que soporta un elevado tráfico rodado. Como era de prever, en aquellos controles se observaba una alta presencia de contaminantes vinculados al tráfico. Pero no de otros, que quedaban enmascarados. Bastó que la estación de control de la calidad del aire se desplazara a otro emplazamiento para que empezara a proporcionar datos diferentes. Y, entre ellos, uno muy llamativo, el de los altos niveles de ozono.
“Este contaminante —explica Ceballos— se forma por la combinación del oxígeno del aire con los óxidos de nitrógeno que salen de los tubos de escape de los coches, siempre y cuando haya una radiación solar importante”. “En días de verano de mucho calor, cuando la nube de contaminación de Madrid se desplaza a la Sierra de Guadarrama y entra en Segovia, provoca, al entrar en contacto con los gases que emite el tráfico de Segovia, la formación de ozono”, agrega el portavoz de “Ecologistas en Acción”. El problema no afecta únicamente a la Sierra de Guadarrama y en entorno de Segovia. En la cercana Ávila también se han registrado este verano altos niveles de ozono. De hecho, estas dos ciudades son, en Castilla y León, las que padecen en mayor medida este tipo de contaminación.
Cuando en los tres últimos años se rebasan los 25 días con niveles de ozono superiores a los permitidos por la legislación española, la administración competente debe elaborar un ‘Plan de Reducción de la Contaminación por Ozono’. En el caso de Segovia, la media de los tres últimos años es de 25 días.
Aunque, en rigor, Segovia no supera ese límite, desde ‘Ecologistas en Acción’ ya se avanza su intención de exigir a la Junta la redacción de un plan de ese tipo, si bien este colectivo reconoce la dificultad de encontrar una solución, dado que el conflicto afecta a varias comunidades autónomas. “Partiendo de que es inevitable que en verano haga calor, resulta obligado intervenir para reducir las emisiones de los vehículos en Segovia —indica Ceballos—, pero no sería suficiente con limitar la circulación de coches en Segovia y su entorno durante los días especialmente calurosos”. Para el portavoz de ‘Ecologistas en Acción’, “habría que actuar, principalmente, sobre el tráfico rodado en la Comunidad de Madrid”. Y, hasta la fecha, en España todavía no se ha puesto en funcionamiento ningún ‘Plan de Reducción de la Contaminación por Ozono’ que afecte a dos o más comunidades autónomas. A juicio de Ceballos, “lo ideal” sería que un plan de ese tipo pudiera desarrollarse a nivel nacional.
Ceballos no duda en calificar el de la contaminación por ozono como “un problema de salud pública”, recordando que la exposición a niveles altos de este contaminante produce daños importantes, en especial en los grupos sensibles (niños, mayores y personas con enfermedades respiratorias). La OMS estima que, en España, se producen anualmente cerca de 20.000 fallecimientos prematuros como consecuencia de la exposición a altos niveles de ozono.