Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que el milano real (Milvus milvus) era una especie muy común en los campos de España. Su cola ahorquillada formaba parte del paisaje. Ese panorama cambió, por desgracia, en un tiempo récord. Los expertos aseguran ahora que el uso ilegal de venenos es la principal causa de un declive tan acentuado que ha obligado recientemente al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente a incluir a la especie en la categoría “en peligro de extinción”.
La provincia no ha permanecido ajena al problema. Los primeros datos fiables de la población de milanos reales en Segovia se remontan al invierno 1993/1994, cuando SEO/Birdlife organizó un censo anual de la especie. El número total de ejemplares censados en la provincia (en 26 dormideros) se elevó a 2.986. Una década después, las estimaciones de los ornitólogos hablaban ya de un descenso cercano al 50%.
Mientras que una parte de los milanos reales españoles emigran en invierno a África Occidental, el resto permanece en territorio nacional. A estos últimos milanos reales, sedentarios, se une en los meses fríos un importante número de ejemplares procedentes de países centroeuropeos —principalmente, Alemania— y escandinavos, lo que ha llevado a los biólogos a considerar a España como “un cuartel de invierno de fundamental importancia para la especie”. De acuerdo con esta última opinión, de la evolución de los milanos reales en España dependerá en gran medida su futuro en Europa.
Sabedores de la situación actual, el grupo local de SEO en Segovia ideó, a inicios de 2011, un censo de milanos reales en la provincia. La primera tarea consistió en la localización de dormideros, ya que uno de los comportamientos más característicos de los milanos reales durante el invierno es su gregarismo. Y, seguidamente, se llevó a cabo el censo, simultáneo. El trabajo proporcionó un número:1.615 ejemplares. Este invierno (el pasado 21 de enero), ornitólogos de SEO/Birdlife, SEO – Segovia y SEO – Monticola han vuelto a repetir la actividad, con resultados menores al ejercicio precedente. En total se avistaron 1.570, lo que supone 45 ejemplares menos que en 2011. En opinión de Esteban Casaux, coordinador de estos dos censos, “la mayoría de los ejemplares contabilizados proceden de poblaciones más septentrionales”.
Ahora, aunque desde el grupo local de SEO se pide “cautela” a la hora de interpretar los datos, recordando que para apreciar tendencias se necesitan series más largas. Pero ello no oculta que, si se toma como primera referencia los datos del invierno 1993/1994, en diecisiete años se habría producido un descenso del 46% de los ejemplares.
