En una mañana fría y a ratos soleada, Zamarramala celebró su fiesta más característica, la que ha otorgado fama al lugar en todo el mundo. Y aunque la provincia amaneció ayer cubierta con una leve capa de nieve, la función se sobrepuso a esta adversidad. A mediodía, la Plaza de las Alcaldesas estaba como acostumbra en tal día. O sea, engalanada y presta a recibir forasteros dispuestos a vivir ‘la fiesta de las mujeres’.
No hubo novedades en el ritual. Se efectuó de forma idéntica a los últimos años. Las aguederas recogieron a las dos alcaldesas de este año, Soraya Herrero y Elena Hijosa, marchando a continuación, a ritmo de música de la tierra, hasta la iglesia parroquial, donde se formó la procesión. Con la imagen de la santa siciliana, las mujeres marcharon en dirección a Segovia y, ya a las afueras de Zamarramala, hubo ‘juego de banderas’ a cargo de un soltero y un casado, para después regresar al templo. Acabada la misa, las mujeres, bailando ‘La respingona’, se dirigieron a la Plaza de las Alcaldesas, donde debían llevarse a cabo los nombramientos del año.
Tales nombramientos se han convertido en uno de los elementos fundamentales de la fiesta. Son compatibles con el rito tradicional y, al mismo tiempo, permiten a las galardonadas ofrecer cada año un mensaje distinto. Así, la función se mantiene en la forma y se renueva en el fondo.
Este año han sido elegidas ‘aguederas honorarias y perpetuas’ Rosa Redondo, por su labor en el medio rural; la empresaria Mercedes Fuentetaja, de Precocinados Fuentetaja; Mónica Tejedor, de Dibaq Diproteg; la maestra jubilada Mercedes Robledo; y la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Segovia, Marifé Santiago. Ésta última —en rigor, la primera que habló de todas ellas—hiló un discurso en el que convirtió a las zamarriegas en representantes de las mujeres del mundo, recordando a todas ellas su poder para transformar la realidad. Reclamó a las mujeres —siguiendo una cita de la Premio Nobel de la Paz Wangari Maathai— que se atrevan a “empujar juntas”, y defendió que en esta fiesta “aparece el espíritu de Clara Campoamor”, en referencia a su lucha para conseguir el derecho al voto femenino, y también “el espíritu de María Zambrano”, recordando una de sus frases más célebres, la de “quiero ser lo que me de la gana”, claro reflejo de su deseo de libertad.
El concejo de aguederas eligió, como ‘Ome bueno y Leal’ a la joven cantante vallisoletana Vanesa Muela, una de las voces más respetadas de la música tradicional. “Conmigo, estáis dando el galardón a las mujeres rurales que toda la vida cantaban en los bailes del domingo por la tarde”, dijo Muela, a modo de dedicatoria del reconocimiento a aquellas antiguas pandereteras y otras músicas que, “sin cobrar un duro” alegraban la personal los días de fiesta, y gracias a las cuales han perdurado infinidad de melodías. La cantante hizo suya una frase de Joaquín Díaz, esa que dice que “la canción folclórica es una obra maestra en miniatura”, agregando que, a su juicio, tiene, en comparación con otras artes, la ventaja de que nace, crece y se adapta a cada tiempo, de forma que “está viva”, y eso mientras “va transformando a quienes la cantan y la escuchan”.
La gimnasta olímpica María Martín, ‘Matahombres de Oro’, se autoerigió como representante del deporte en la fiesta, entendiendo su nombramiento como un “reconocimiento” a todas las mujeres que lo practican. Y dijo, además, que quería que fuera compartido “con todas las personas que luchan por conseguir la igualdad en el deporte” y “aquellos que trababan por hacer del deporte una herramienta para mejorar la sociedad”.
Cerró el turno de nombramientos la pregonera de 2016, cargo recaído en la productora cinematográfica Esther García. Felicitándose por estar en “Segovia, mi tierra”, abrió su discurso recordando que en su pueblo, Cedillo de la Torre, las mujeres también estaban celebrando la festividad. Prosiguió hablando de la legendaria hazaña de las mujeres zamarriegas, cuando urdieron un plan para recuperar el Alcázar a los invasores. Y sostuvo que si lo lograron fue por “trabajar en equipo”, un método que “es igual a éxito”. “Esas mujeres —continuó— son nuestro ejemplo, porque consiguieron lo que querían; nosotras tenemos ahora un gran reto, que empezaron otras y que está en nuestras manos conseguirlo: la igualdad”.
A juicio de la productora cinematográfica, lo que impide conseguir esa igualdad es, por una parte, “la historia escrita”. “¿No será que impiden la igualdad esos valores religiosos que subordinan a la mujer?”, se preguntó García, quien a renglón seguido también cargó contra un tipo de educación que relegaba a la mujer al aprendizaje de materias relacionadas con el cuidado de los hijos y la casa, mientras el hombre se dedicaba mantener a la familia.
La pregonera reclamó leyes que protejan a las mujeres, “leyes que impongan el mismo salario a hombres y mujeres por realizar el mismo trabajo” y una discriminación positiva hasta lograr que en puestos de responsabilidad los dos sexos tengan una presencia similar. “Podemos cambiar el mundo; mientras lo hacemos, riamos, comamos y brindemos por un futuro de igualdad”, finiquitó la productora cinematográfica.
Seguidamente, se procedió a la ‘quema del Pelele’, el muñeco de paja que, tradicionalmente, ridiculizaba la figura del hombre. La actuación del grupo de danzas ‘Emperador Teodosio’ clausuró el acto en la Plaza de las Alcaldesas, al tiempo que los presentes se disponían a acudir a alguno de los establecimientos de Zamarramala, a degustar la típica ‘tajada’ —chorizo al vino—.
El espectáculo llegaba a su fin. El prestigioso etnógrafo Carlos Porro se mostraba satisfecho por lo visto. “Esta fiesta —decía—, a pesar de su componente turístico, conserva muchísimos elementos de la tradición que se han perdido en casi todos los sitios, como la procesión, el juego de banderas, los trajes… y eso debe destacarse”. De parecida opinión era el indumentarista Juan Alberto de Lucas, quien se felicitaba de que la fiesta “sigue viva, a pesar de sus transformaciones”.
Hoy habrá misa, a mediodía, por las alcaldesas fallecidas y, seguidamente, el cambio de montera. El programa se cerrará por la tarde, con las llamadas ‘alegrías’ reservadas para las mujeres casadas.
