El Padre Jaime Garralda reivindicó ayer por la creación de unidades para madres ahora internadas en los centros penitenciarios donde permanecen con sus hijos hasta los tres años de edad. El promotor de la Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos considera “una canallada enorme” que los pequeños crezcan en prisión “cuando se está formando su personalidad”. Garralda participó ayer en la jornada de puertas abiertas del Campamento que cuenta con 47 niños, 13 mujeres internas y nueve matrimonios en el Colegio Sagrado Corazón de Santa María de Huerta (Soria).
En las unidades para madres que permanecen internadas en centros penitenciarios “podrían llevar una vida normalizada con sus hijos”, según destacó ayer el Padre Garralda, quien calificó de “canallada enorme” la permisión de la crianza de los niños en las cárceles. Para el promotor de la Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos “la situación es difícil” y tiene «una mala solución», ya que por una parte están los derechos de la madre a poder tener con ella sus hijos, y por otra la necesidad de garantizar el crecimiento en libertad de los pequeños.
«Son dos derechos que colisionan», recordó ayer el Padre Garrala, quien comentó la reacción de uno de los niños en pasados campamentos que identificó el autobús que le conduciría de nuevo a la cárcel. «Se escondió y tardamos tiempo en encontrarle, ya que él no quería volver a la prisión», dijo.
El colegio Sagrado Corazón de Santa María de Huerta (Soria) mantuvo ayer un programa de puertas abiertas. Los pequeños disfrutaron de los juegos en la zona de los jardines del centro. «Lo que quiere el niño es jugar», decía Jaime Garralda, quien alababa el comportamiento de las voluntarias de la Fundación que, en algunos casos, llegan a hacer el papel de la madre, y se hacen cargo del niño durante estos días.
La Fundación organiza cada año tres campamentos en toda España. El próximo tendrá lugar en Algeciras (Cádiz), y también se realiza en colaboración con la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. «Nuestro objetivo es conseguir que, en su existencia como niño, tengan las mismas oportunidades y limitaciones que cualquier otro pequeño», dijo María Matos, impulsora de estos campamentos, para quien «los niños pueden jugar, hacer amigos y disfrutar de una actividad típica de verano para cualquier otro pequeño».
En el pueblo soriano se espera la llegada de los integrantes del campamento. «Al principio nos dijeron que aquí no entraban unos bandidos, ya que nosotros somos gente honrada», dijo ayer el Padre Garralda, «pero ahora consideran la llegada de las mujeres y sus hijos como una fiesta». El campamento finalizará mañana. Tiene una semana de duración e intenta facilitar la vida de los pequeños y las madres en una actividad que viene realizando la ONG Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos desde hace 30 años. La legislación actual permite que las mujeres que están internas en las cárceles, y tengan hijos pequeños, puedan vivir con ellos en sus celdas y cuidarlos hasta que cumplan tres años.
