Al tiempo que los rebeldes libios insisten en que Muamar el Gadafi murió cuando era trasladado a Misrata, donde se encuentra la base insurgente en la zona, debido a las heridas sufridas durante el asedio a Sirte, el forense que examinó ayer el cadáver aseguró que el coronel falleció por un disparo en la cabeza y no por esas lesiones «leves».
El médico Ibrahim Tika contradijo así la versión oficial ofrecida por las nuevas autoridades libias y afirmó que Gadafi estaba vivo en el momento de su captura. « Después recibió una bala en la sien que salió por la frente y otra en el estómago que le causó importantes daños», explicó.
El forense, que dijo esperar la luz verde del CNT para efectuar la autopsia al cuerpo, se refirió también a Mutasim, hijo de Gadafi, que pereció poco después que su padre. Según Tika, su cadáver presentaba impactos de bala de arma pesada a algunos centímetros del cuello, en la espalda y en los brazos.
Las palabras del médico pueden ratificarse en varios vídeos difundidos ayer, en los que se ve al exdictador, herido, pidiendo clemencia a sus captores.
Ante tal caos en las informaciones, la ONU expresó la necesidad de investigar las pormenores del fallecimiento del ex líder libio.
«Las circunstancias que rodean la muerte de Gadafi son todavía muy poco claras, ya que hay cuatro o cinco versiones distintas», indicaron desde el organismo.
«Son necesarios más detalles para poder asegurar con certeza si perdió la vida en algún tipo de enfrentamiento o si fue ejecutado tras su captura. Vistos de manera conjunta, los dos vídeos tomados con teléfonos móviles que han aparecido, en uno de los cuales el coronel está vivo y en el otro muerto, son muy perturbadores», afirmaron.
Mientras se espera esa investigación, las fuerzas insurgentes enterraron al ex dirigente en un lugar «secreto». Inhumado según el rito musulmán, al acto asistieron «un imán y muy pocas personas más», detallaron fuentes del CNT, que agregaron que «no merece un funeral oficial porque era un tirano».
Por otro lado, Saif al Islam, hijo de Gadafi y delfín suyo en el Gobierno, fue detenido en Zilten, al este de Trípoli, pese a que algunas fuentes le habían dado por muerto en la caída de Sirte.
Mientras tanto, la comunidad internacional continúa debatiendo sobre la necesidad de una intervención en Libia. De hecho, el comandante supremo de la OTAN en Europa, el general estadounidense James Stravridis, propuso a los países de la Alianza el fin de la misión militar en el Estado árabe.
El jueves, el secretario general del organismo, Anders Fogh Rasmussen, ya indicó que con la caída de las localidades de Bani Walid y Sirte -últimos focos de resistencia del antiguo régimen gadafista- el momento de poner fin a la misión estaba «mucho más cerca».
La OTAN lleva más de un mes indicando que terminaría pronto su operativo militar, dado que el CNT controlaba cada vez mayor parte del territorio del país y, según la Alianza, poco a poco desaparecía la amenaza para los civiles.
