Como ya hiciera durante el Debate sobre el estado de la Nación, el presidente del PP, Mariano Rajoy, reclamó ayer nuevamente al Ejecutivo que convoque elecciones anticipadas, ya que, a su entender, Zapatero «genera desconfianza, inseguridad e incertidumbre». «No tiene sentido que esté 17 meses más resolviendo un problema que él mismo ha creado», proclamó el líder conservador antes de explicar que su proyecto de Gobierno se basa en el «gran sentimiento nacional» que hay en España.
«Con la victoria del mundial de fútbol se produjo una gran explosión de alegría. Ha habido una defensa de la selección, una defensa de España y banderas. Alguna gente se sorprendió, pero a mí no me sorprendió en absoluto, porque lo que hay en España es un gran sentimiento nacional», explicó textualmente antes de destacar que el PP «defiende España y el Estado autonómico». Por eso, su partido «defenderá y hará pedagogía de las bondades» de la Constitución, que «marca unas reglas de juego» que se aprobaron en su día.
Durante un curso veraniego de la madrileña Universidad Complutense, el jefe de la oposición proclamó su apuesta por «un proyecto común que englobe a la mayor parte de los españoles», así como el compromiso para defender tales valores» si llega a Moncloa. Del mismo modo, Rajoy también apostó por «recuperar los consensos constitucionales» que, a su juicio, el Gobierno socialista está rompiendo en Cataluña tras la sentencia del Estatut.
Ya al margen de los grandes ideales, el dirigente de los populares detalló que basará su plan de gobierno en la reducción del gasto público, la fijación de los techos de gasto y endeudamiento de las administraciones, la reforma de la educación, la producción energética, la unidad de mercado y una política fiscal «coherente».
Tras enseñar sus cartas y reiterar su deseo de que se convoquen elecciones de manera inmediata, Rajoy conminó al presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, a que «no engañe a nadie más» y que «no haga más el ridículo». De hecho, el presidente de Génova definió los seis años de mandato del socialista como un «reino de la ocurrencia, de la improvisación y de la rectificación» que solamente ha servido para hacer «más pobres a los españoles».
Precisamente para que cambien las tornas, el líder de la oposición señaló la necesidad de trabajar por un gran consenso nacional como los que «nunca debieron perderse» y acusó al Gobierno de «travestismo político», así como de obstaculizar la mayor parte de las propuestas del Grupo Popular en las Cortes Generales.
Asimismo, Rajoy también destacó la exigencia de «hacer reformas estructurales» que a corto plazo pueden «no gustar» a los ciudadanos, pero que son «necesarias». De igual modo, el conservador proclamó que su proyecto de Gobierno siempre saldrá «en defensa de la Constitución, de la ley y de las instituciones».
Por su parte, supuestamente a modo de réplica la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, acusó al PP de abordar los problemas con «histeria, insultos y descalificaciones» y contrapuso su actitud a la «responsabilidad» y las «buenas formas» de Zapatero.
