El Barcelona festejó ayer el título liguero con una ‘rúa’ por la Ciudad Condal en la que los jugadores recibieron las felicitaciones y el apoyo de la afición, unas 500.000 personas que se echaron a las calles para ver a sus ídolos.
Según explicaron fuentes de la Guardia Urbana, el desfile transcurrió sin incidencias y de forma pacífica. El acto partió sobre las 19,00 horas desde el World Trade Center y recorrió algunas de las calles más emblemáticas de la capital catalana.
La comitiva azulgrana estuvo integrada por tres autobuses: el de la primera plantilla, el del grupo de animación que puso la música durante toda la tarde y el de las chicas del Femenino A, que se proclamaron campeonas de Liga tras ganar al Athletic Club.
Sin embargo, a diferencia de otros años, la fiesta no terminó en el Camp Nou, debido a que todos los actos y discursos se reservarán para el próximo domingo. Después del encuentro contra el Valladolid, y tras haber recibido el trofeo de manos de Ángel María Villar, los jugadores del conjunto ‘culé’ agradecerán y brindarán el título a los espectadores que acudan al estadio.
En un autobús descapotable y engalanado para la ocasión, los hombres de Tito Vilanova estuvieron muy activo en todo momento y no dejaron de hacer fotos para compartirlas junto a sus seguidores en las distintas redes sociales.
Cesc, Tello, Adriano o Pinto fueron los más activos a la hora de tomar instantáneas, mientras que Thiago, Jordi Alba o Song no dejaron de bailar durante parte del recorrido. Especialmente activo se mostró Puyol, que hace unos días negó los rumores de que fuera abandonar el equipo, y que acabó medio desnudo y tratando de quitar la ropa a algunos de sus compañeros como Piqué o Fábregas.
Más comedidos estuvieron otros, como el francés Eric Abidal, que ocupó la parte delantera del autocar durante prácticamente toda la celebración, o Messi, que no volverá a jugar lo que resta de temporada debido a la lesión que sufre en el bíceps femoral. Además, Tito Vilanova también se mantuvo en un discreto segundo plano, acompañado en todo momento por Jordi Roura, que estuvo al frente de la plantilla el tiempo que el técnico permaneció en Nueva York.
Al igual que en otros años, también se repitieron las imágenes de los jugadores cantando el We are the champions de Queen, los abrazos inmortalizados en múltiples fotos e, incluso, baños de cerveza, que hizo que algunos jugadores se tuvieran que cambiar de camiseta.
