Un personaje del libro ‘El desorden de tu nombre’ dice en un preciso momento que uno tiene que escribir sobre lo que no sabe, justamente, porque escribir de lo que uno sabe no tiene ningún interés.
Así comenzaba Juan José Millás, su autor, a definir lo que para él significa el término literatura, “una batalla que puede ganarse o perderse porque el ser todo muy inestable, el territorio que pisas, unas herramientas que no te pertenecen, un lenguaje muy artificial que nunca llegas a dominar ni controlar, hace que estés inmerso en un universo fascinante contra el que hay que luchar”.
Memoria, incertidumbre, preguntas, dudas, interpretación y recuerdos son los ingredientes necesarios para crear un texto literario, según el escritor valenciano.
“Yo creo que una buena novela o es metáfora de la realidad o no es nada. Y es importante este aspecto porque siempre nos nutrimos de nuestras experiencias o de las experiencias de las personas más cercanas. Escribir de cierto modo consiste en metamorfosear la experiencia, y por lo tanto toda literatura es biografía”, expresaba en tono amigable y lleno de expresividad el autor de ‘Articuentos Completos’, que consiguió llenar la Sala Caja Segovia en la tarde de ayer con la compañía del periodista vallisoletano Antonio San José.
Con puntualidad absoluta, durante una hora de conversación —desde el primer momento sugirió que no fuese una entrevista— “ Yo casi prefiero llamarlo conversación porque ésta se da cuando te olvidas de que te están entrevistando, bajas la guardia y por lo tanto, la capacidad asociativa funciona mejor y estás más a gusto. En la entrevista esto no suele funcionar, al ser algo muy mecánico, muy rápido que a veces incluso puede hacerte huir de la misma”, señalaba entre risas Millás, uno de los escritores y periodistas más queridos y admirados en estos momentos, tal y como demostró un público predominantemente femenino en la sala.
Una cercana y entretenida conversación sobre el valor de la palabra, cuya fórmula secreta se encuentra en no perder ninguna de ellas, “podríamos prescindir de algunas palabras pero no de lo más pequeño, que son las letras”.
A partir de ahí, Juan José demuestra que es incapaz de centrarse en una única actividad. “A mí me agobiaría mucho levantarme de la cama pensando que lo único que tengo entre manos es una novela. Sin embargo sé que voy a dedicarle un cierto tiempo a cosas distintas pero en definitiva haciendo siempre lo mismo y lo que quiero, escribir”.
