A diferencia de lo que hizo la víspera el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que proclamó sentirse «orgulloso» por las relaciones con Marruecos y obvió cualquier crítica a las indudables carencias democráticas del régimen islamista de Mohamed VI, ayer los representantes de la UE presentes en la primera cumbre entre los Veintisiete y el país magrebí instaron al reino alauita a que mejore el respeto a los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental y a reformar su sistema judicial, así como las hoy casi inexistentes libertades de expresión, prensa y asociación.
El conflicto de la ex colonia española, cuya misma existencia niega Rabat, centró la atención de la reunión, celebrada en la Alhambra de Granada y a la que han asistido los presidentes del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y de la Comisión, José Manuel Durao Barroso; el primer ministro marroquí, Abás el Fassi; y el propio Zapatero, anfitrión como presidente de turno de la UE.
En la declaración final, la UE y Marruecos han apoyado los esfuerzos de la ONU para tratar de encontrar una «solución política definitiva, duradera y aceptada» entre marroquíes y saharauis, pero en la rueda de prensa que cerró la cita, Van Rompuy subrayó que Europa quiere ver «avances en el respeto a las libertades fundamentales y los Derechos Humanos».
El Fassi garantizó que su país ha abrazado los principales valores occidentales, desde la democracia a los citados derechos y trasmitió un mensaje personal del Rey Mohamed VI en apoyo a la iniciativa marroquí de dotar al Sáhara de «una amplia autonomía.
Eso sí, el político mantuvo que no se puede destruir la integridad territorial de Marruecos por «uno o dos» casos de violaciones de Derechos Humanos, «que son sancionadas», algo que no ocurre, denunció, en los campos de refugiados en la argelina Tinduf.
El jefe del Ejecutivo español volvió a ejercer como convidado de piedra y se limitó a apostar por el diálogo en el marco de la ONU convencido de que «el camino del entendimiento es el camino de la solución».
Por su parte, Barroso valoró los avances económicos, políticos y sociales que han tenido lugar en Marruecos en los últimos años y que llevaron a la UE a concederle el estatuto de socio privilegiado en 2008. No obstante, se unió a Van Rompuy para pedir que esas reformas también se extiendan al ámbito judicial y de Derechos Humanos.
Lo cierto es que, más allá de los discursos oficiales, lo cierto es que los comentarios de unos y otros fuera del micrófonono permiten augurar ningún acuerdo, pues Marruecos sigue culpando a Argelia y el contencioso continuará estancadoy con los saharauis viviendo en condiciones infrahumanas.
