Gracias al esfuerzo y la ilusión de promotores de iniciativas como el Winter Indie City (Wic), afortunadamente cada vez es menos necesario emigrar a otras provincias para disfrutar de la música más actual, porque los grupos incluyen ya a la capital como lugar obligado para sus giras. Los conciertos no tienen aforos multitudinarios, porque sus propuestas se fundamentan en planteamientos alejados de la vacuidad comercial imperante, pero quienes eligen gastar su dinero en asistir a uno de ellos tienen asegurado el acierto en la elección. Este fin de semana, el Wic abandonó sus cuarteles de invierno para albergarse en la sala Ex.Presa 1 y ofrecer dos atractivos ejemplos de la mano de Jero Romero y Klaus&Kinski, que llenaron en ambos casos el patio de butacas de la magnífica sala municipal. El último de los dos conciertos corrió a cargo del dúo murciano que debe su nombre al enigmático actor alemán, que trajo a Segovia un breve pero intensísismo concierto con canciones de un pop elaborado, melancólico y con una carga de estudiada ironía. La voz de Marina, cálida e hipnótica, subraya los temas surgidos del talento de Alejandro, un magnífico instrumentista y un talentoso productor que pone el punto exacto en cada tema, sin recargar demasiado las tintas. En definitiva, todo un acierto que demuestra la razón del refrán que asegura que la buena esencia se guarda en frascos pequeños.
