Sin apenas tiempo para comprender siquiera cuantas de sus promesas ha tirado a la papelera, las presiones asfixiantes ejercidas el fin de semana por la UE y la llamada de advertencia realizada el martes por el presidente de EEUU, Barack Obama, temeroso de que la indecisión del Gobierno español pudiera poner en peligro la estabilidad del euro, obligaron ayer al presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, a presentar en el Congreso un improvisado plan de ajuste del gasto público que, en contra de lo sostenido durante los últimos meses por los socialistas, supone un verdadero rejonazo a las capas más desfavorecidas de la sociedad.
Apenas unas horas después de que la ministra de Economía, Elena Salgado, prometiera que la lucha contra el déficit no tocaría las conquistas sociales, el Gobierno se descolgó con el anuncio, inédito en toda la historia de la democracia, de la bajada del sueldo del personal del sector público un 5 por ciento como media en este año y la congelación en 2011. Además, el Ejecutivo del PSOE suspenderá la revalorización de las pensiones el año que viene y recortará 6.045 millones de inversión en infraestructuras en los próximos 20 meses.
Por si no hubiera quedado clara la desorientación que abruma a un inquilino de Moncloa, a quien pocos consideran ya apto para llevar las riendas del Gobierno, se eliminará asimismo el ampliamente publicitado cheque-bebé, que suponía una ayuda de 2.500 euros por cada nuevo hijo.
Eso sí, los ministros también se apretarán el cinturón y verán recortado su sueldo en un 15 por ciento, de modo que ya solo percibirán en torno a los 70.000 euros anuales, unas cuatro veces más que los ciudadanos de a pie.
Tales medidas, bastante más radicales que las reclamadas por la oposición desde hace dos años, entrarán en vigor «de manera inmediata» en el Consejo de Ministros de la semana próxima.
A la hora de justificar tales iniciativas, el presidente Zapatero explicó al Congreso que «muchos ciudadanos no entenderán el esfuerzo que se pide desde el Ejecutivo», pero señaló que los sacrificios son «imprescindibles» y procuran ser lo «más equitativos posibles».
Así, el mismo presidente del Gobierno, que se empeñó en negar la propia existencia de la crisis y que días atrás resaltaba la mejoría de la situación económica y presumía del éxito de las medidas correctoras implementadas por el Ejecutivo, pedía un «esfuerzo nacional» para llevar a cabo la tarea de llevar el déficit al 3 por ciento en 2013, condición impuesta por Bruselas para no expulsar a España de la zona euro.
El paquete de ajustes se completará con la eliminación de la retroactividad en la aplicación de la Ley de Dependencia -que supone que los afectados no cobrarán un euro por los muchos meses que la ineficacia de la Administración tarde en tramitar sus solicitudes- y que se reducirá el gasto farmacéutico mediante la supresión de numerosas ayudas a quienes necesitan medicinas. Además, se impondrán al lobby farmacéutico rebajas de entre un 10 y un 15 por ciento en el precio de los productos no genéricos de manera escalonada.
En este apartado, el Ejecutivo quiere promover además un consumo de medicamentos más eficiente y vinculado a las necesidades reales de los pacientes, adecuando el número de unidades de los envases de los medicamentos a la duración estandarizada de los tratamientos, de acuerdo con las indicaciones de la comunidad científica. También se posibilitará la dispensación de los medicamentos en unidosis, mediante el fraccionamiento de los envases, de manera que el paciente pueda comprar el número exacto de unidades que necesite, una medida que los expertos llevan reclamando más de un lustro.
Regiones y ciudades. A las comunidades autónomas y ayuntamientos, el socialista les pidió un ahorro adicional de 1.200 millones de euros que, con toda probabilidad, no se producirá habida cuenta de que los entes regionales han continuado su carrera de despilfarro durante los últimos tiempos sin importarles demasiado que España tenga casi cinco millones de parados y que el Gobierno les haya reiterado en infinidad de ocasiones la necesidad de apretarse el cinturón.
Las nueve medidas del PSOE:
1. Sector público: Reducir el sueldo de los funcionarios un cinco por ciento de media en 2010 y congelarlo en 2011. La rebaja será proporcional a los ingresos, es decir, mayor en los salarios más altos. La nómina de los ministros se recorta un 15 por ciento.
2. Pensiones: Se suspende la revalorización en 2011, excluyendo las no contributivas y las mínimas.
3. Jubilación parcial: Se elimina el régimen transitorio de la ley 40/2007.
4. Formación para el empleo: Desaparece el régimen transitorio de la ley 40/2007.
5. ‘Cheque-bebé’: Termina la prestación por nacimiento de 2.500 euros a partir de 2011.
6. Gasto farmacéutico: Se recortará el tamaño de los envases en función del tratamiento, pudiéndose llegar incluso a los medicamentos unidosis.
7. Dependencia: Se fija un máximo de seis meses para conceder las prestaciones desde que se solicitan y se suprime la retroactividad, de modo que solo se cobrará desde que se autorize la ayuda.
8. Ayuda al desarrollo: Se recortan 600 millones entre este año y el que viene.
9. Inversión públia: Se prevé un recorte de 6.045 millones en dos años.
