Los dirigentes del Partido Popular no dieron ni 24 horas de duelo a sus adversarios para pedir un adelanto de las elecciones generales. La espectacular barrida del pasado domingo les ha dotado de autoridad moral ante los españoles y ante los países de la UE. Ya se rumorea que la canciller Merkel presionará al presidente Zapatero para que ceda. Y es que el líder del PP, Mariano Rajoy, sostuvo que su partido empieza a preparar estos comicios, que considera que hay que convocar cuanto antes, ya que el Gobierno «no es, ni por asomo, el más adecuado para generar confianza», y lo que «viene por delante no es fácil». Para la gran triunfadora de la gloriosa noche popular, María Dolores Cospedal, «no se puede perder otro año» con un Ejecutivo cada vez más débil.
Así, la número dos del principal partido de la oposición invitó a sus rivales a «reflexionar» sobre los resultados, ya que, a su juicio, los españoles «han puesto de manifiesto que quieren un cambio».
Quizás aceptando la invitación, destacados dirigentes del PSOE entonaron el mea culpa. Fue el caso de la delfina, Carme Chacón, y del presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, que fue el único que pudo salvar los muebles. De hecho, éste expresó su deseo de que no se celebren primarias -el próximo sábado el Comité Federal fijará un calendario-, pues eso puede desangrar aún más a su partido, al tiempo que sugirió que haya una candidatura de consenso encabezada por Rubalcaba. Y es que la pregunta parece clara: ¿Quién está dispuesto a inmolarse en 2012?
«No nos pueden ver enzarzados entre sí»
Así, el hasta no hace mucho quinielable en la batalla sucesoria indicó que se trataría de no hacer pasar a los socialistas ante la ciudadanía como gente que está «discutiendo» y «enzarzados» entre sí en «pleno proceso de salida de la crisis». «Porque primarias significa campaña y debate», advirtió.
Además, se refirió al «precedente de Madrid» y se preguntó en tono retórico «dónde está el efecto positivo que tuvieron las primarias de Madrid, lo que logró fue que nos derrumbáramos». Sobre la posibilidad de adelantar los comicios, su silencio fue más que elocuente, y le pasó la patata caliente a Zapatero: «Hay que saber las consecuencias que tendría eso, de continuar ya en campaña seis meses más, o de que no hubiera un presupuesto para 2012». Eso sí, consideró imprescindible «replantear algunas cosas» y «volver a empezar» en una «nueva etapa» construyendo «un nuevo proyecto» con las «mismas convicciones detrás, pero adaptado a la realidad de un mundo cambiante».
Lo único que parece claro es que en Ferraz bajan las aguas muy turbias, pues en este hundimiento de la nave progresista, no son pocos los que escurren el bulto y proclaman, en público y en privado, que no tuvieron culpa de nada. Así, se pueden apreciar diferentes focos de tensión, como el que se dio entre la ministra de Defensa y la de Exteriores, Trinidad Jiménez, que le reprochó que «esto es una coral», que los fallos es del conjunto, y no son de unos pocos.
Mientras, el secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, propondrá este sábado al Comité Federal del partido que las primarias para elegir al próximo candidato a la Presidencia del Gobierno se celebren en verano, es decir, como muy tarde el 23 de septiembre. Esta idea no gusta a muchos, pues aprecian demasiados paralelismos con Madrid, si bien es cierto que puede tener un efecto balsámico en la opinión pública, que aparcó la crisis durante unos meses siguiendo el culebrón protagonizado por Tomás Gómez, que anteayer se quedó sin aura.
Tampoco conviene olvidar que, extrapolando los resultados del pasado domingo, el PP habría obtenido 162 escaños, 45 más que el PSOE, por lo que habría quedado a 14 escaños de la mayoría absoluta en el Congreso (176). Todo parece indicar que los nacionalistas seguirán marcando el rumbo de España los próximos años.
Por si acaso, Rajoy se apresuró a señalar que pactarían con cualquier partido salvo con Bildu. Las cuentas empiezan a salir.
