La cumbre sobre cambio climático de la ONU celebrada ayer en la sede de Naciones Unidas en Nueva York concluyó con buenas palabras y algunas promeas, aunque sin cifras concretas de reducción de emisiones de CO2, un elemento imprescindible para cerrar un nuevo acuerdo contra el calentamiento global que sustituya al Protocolo de Kioto, vigente hasta 2012.
Así, el presidente de EEUU, Barack Obama, lanzó un apasionado llamamiento a los países, tanto industrializados como en desarrollo, para llegar a un pacto, aunque no ofreció propuestas concretas. Pese a que las posiciones se encuentran aún distantes, y «lo más difícil está por delante» para llegar a un acuerdo en la reunión de Copenhague, en diciembre, que reemplace a Kioto, «la dificultad no es excusa para la complacencia», sostuvo el mandatario en su comparecencia.
Un centenar de líderes de todo el mundo se dieron cita en Naciones Unidas para acudir a este foro convocado por el secretario general Ban ki-Moon y tratar de acercar posturas para un recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero.
En un discurso que fue acogido con aplausos pero no con entusiasmo por los líderes presentes, Obama subrayó que tanto las naciones desarrolladas como las emergentes o las que están en vías de desarrollo comparten la responsabilidad para luchar contra el problema, en una «carrera contra el tiempo». Los países más ricos producen «prácticamente todo el crecimiento en las emisiones de carbono y deben también poner de su parte», argumentó.
«No podremos resolver este desafío a menos que los principales emisores de gases invernadero actúen al unísono. No hay otro modo», destacó Obama, quien subrayó que cualquier acuerdo deberá incluir asistencia para los Estados en desarrollo más pobres, con objeto de que se adapten al impacto del cambio climático y empleen tecnologías limpias.
Hasta el momento, el logro de un acuerdo se ha visto complicado por la resistencia de los países emergentes, y en especial de India y China -dos de las mayores productoras de gases contaminantes- a adoptar metas para el recorte de emisiones. Estas naciones alegan que Estados Unidos, responsable del 25 por ciento de las emisiones mundiales, debe adoptar medidas más drásticas, algo a lo que ponen resistencia los legisladores republicanos y una parte de los demócratas, por lo que Obama debería solucionar los problemas en casa antes de aventurar acuerdos.
El líder norteamericano reconoció que en el pasado -bajo la Administración de su predecesor George W Bush- EEUU estuvo lento a la hora de reaccionar, pero añadió seguidamente que «ha llegado una nueva era» y ahora Washington «está decidido a actuar».
La adopción de metas de reducción de dióxido de carbono depende de que el Congreso apruebe legislación pendiente que prevé el descenso para 2020 de emisiones a los niveles de 1990. Pero el Capitolio se encuentra centrado ahora en la reforma sanitaria y ya ha indicado que no adoptará medidas hasta el año próximo.
En su discurso de ayer también ante la cumbre, el presidente chino, Hu Jintao, prometió reducciones «notables» de aquí a 2020 de las emisiones de su país, que constituyen el 20 por ciento del total mundial, una decisión impotante, porque hasta ahora el gigante asiático no se había comprometido en la lucha contra el calentamiento.
Sin embargo, el mandatario evitó concretar cifras, aunque insistió en que aumentarán «los esfuerzos para desarrollar una economía verde, baja en consumo de carbón, y nuevas tecnologías respetuosas con el medio ambiente».
«El mundo espera de nosotros que tomemos una decisión para afrontar el cambio climático, un asunto que sostiene la supervivencia y desarrollo humanos», señaló Hu, quien reclamó una especial atención para las islas, los países sin salida al mar y los Estados africanos, todos ellos especialmente vulnerables a los efectos del calentamiento global del planeta.
