Ya huele a elecciones catalanas. Tras anunciar el jueves el presidente de CiU, Artur Mas, que desfilará lejos del president Montilla el próximo 10 de julio en la marcha contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, advirtió al Gobierno de que «la vida es larga y podemos retirarle nuestro apoyo cuando queramos». Este aviso se hizo extensivo al PP.
Así, el líder nacionalista arremetió contra el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que el jueves expresó su satisfacción por el fallo del TC y se mostró dispuesto a adoptar iniciativas que permitan reforzar el desarrollo del texto regional.
Son, según Mas, «manifestaciones claramente impropias de un jefe del Ejecutivo que votó en las Cortes el Estatut», ya que «le parece bien un fallo que altera y en parte desnaturaliza» el «código genético» de un texto que él mismo apoyó. La reacción del líder socialista transmite, a su juicio, «frivolidad», e incluso «un punto de cinismo», sobre todo cuando pidió calma a los partidos catalanes.
Asimismo, el número uno de CiU avisó al líder socialista de que sea «extremadamente prudente», «mida muy bien sus palabras», sea muy consciente de su «extrema debilidad» y «no tiente el riesgo», porque su formación, que ya le salvó al permitir aprobar su duro plan de ajuste, podría forzar en cualquier momento la caída del Gobierno: «Que conste que esto no es una amenaza, es una advertencia», remachó.
Pese a ello, Mas admitió que en su grupo piensan actuar con la cabeza fría, al menos en lo que queda de este año, para intentar «salvar los muebles» de la economía española y evitar que se «cierre el grifo del crédito» al país.
Sin embargo, más allá de 2010, lanzó su más explícita advertencia hasta ahora dirigida a PP y PSOE de cara a futuras e hipotéticas alianzas o pactos de colaboración: que no cuenten con CiU si dan por finiquitado el proceso de descentralización.
«Es absolutamente incompatible tratar con un presidente del Gobierno español que parta de la base de que la descentralización, la autonomía o el autogobierno se han acabado», advirtió Mas, al tiempo que recordó que el pacto constitucional de 1978 hacía una interpretación «abierta y flexible» del título autonómico, pero el TC acaba de imponer un «corsé cerrado y rígido» que no deja «margen para avanzar».
Chacón
Los ataques de CiU no solo se centraron en Zapatero. También en la que algunos señalan como su sucesora, Carme Chacón. Así, el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, cuestionó la «autoridad moral» del president Montilla, para llamar a la participación en la manifestación del 10 de julio, después de que la ministra de Defensa aplaudiera el jueves la polémica sentencia al tiempo que declinaba la invitación a desfilar.
El dirigente nacionalista también puso en tela de juicio la integridad de Chacón, cabeza de lista del PSC en las últimas elecciones generales, tras haberse comprometido durante la campaña a «defender los intereses de Cataluña antes que la disciplina del PSOE».
«No nos engañemos: la ministra Chacón no irá a la manifestación porque el PSOE no desea que vaya», sentenció.
Este clima de crispación se extiende incluso a los medios afines a los catalanistas, pues uno de ellos, El periódico, publicó un folleto de 15 páginas con el borrador de la sentencia del TC. Su presidente, María Emilia Casas, ya ha ordenado una investigación.
