El 29 de junio de 2008 quedará grabado en la Historia de Oro de la selección española de fútbol por aquel gol de Fernando Torres en la final de la Eurocopa de Austria y Suiza, que proclamó campeona de Europa a la ‘roja’ y acabó con 44 años de frustraciones desde el remoto título de 1964.
El equipo afrontaba con ilusión su décima participación en la fase final de un Europeo, avalada por la notable versión ofrecida en los meses anteriores, la calidad de una generación irrepetible y el deseo patrio de alcanzar, por fin, trascendencia en una gran cita.
Hasta entonces, salvo la excepción de 1984 y el título de 1964, la barrera de los cuartos se había tornado un obstáculo insalvable para las opciones de España, pasto entonces de su polémico entorno.
Susurros se oyen todavía de las 120.000 gargantas que cantaron al unísono uno de los goles más famosos en la historia del combinado. Marcelino, de inverosímil testarazo a ocho minutos del final, permitió a Olivella recoger en 1964 el trofeo que acreditaba a España como campeona de Europa en medio del entusiasmo de un Santiago Bernabéu repleto.
Cuatro años después (1968) del triunfo, el país volvió a la realidad que imperaría en los años venideros. Mucho llovió hasta que un nuevo espíritu sacudió la España futbolística y la que no lo era con aquel grandioso 12-1 a Malta que permitió a la selección acudir a la Eurocopa de 1984.
Miguel Muñoz gobernaba el barco. Se empezó con un empate horrible ante Rumanía y otro frente a Portugal. El conjunto nacional superó la criba cuando se veía eliminada con el gol de Maceda en el minuto 89 ante Alemania. Por primera vez en competición oficial, España ganaba a los germanos.
En semifinales, el equipo se cruzó con su talismán, Dinamarca, y el azar decantó a su favor el partido en la tanda de penaltis. En la final, el equipo de Miguel Muñoz, ante la anfitriona, Francia, aguantó el tipo a los Giresse, Tigana y Platini. Ya en la segunda parte, una falta en la frontal que lanzó el genial ‘10’ galo se convirtió en el casi autogol de Arconada.
A la Eurocopa de 1988 se acudía con el grupo que había brillado sin suerte en México’86, pero la selección no pasó de la ronda de grupos tras ganar a Dinamarca (3-2) y perder ante Italia (1-0) y Alemania (2-0). Peor fue cuatro años después, cuando España ni siquiera llegó a Suecia 1992.
NI CLEMENTE NI CAMACHO
La España de Javier Clemente dejó un grato sabor en la Eurocopa de Inglaterra (1996). Una primera fase regular, con empates ante Bulgaria (1-1) y Francia (1-1), y triunfo in extremis ante Rumanía (1-2), propició el cruce con la anfitriona en Wembley, donde España perdió desde el punto de penalti.
La convulsa época del técnico bilbaíno, tras el fracaso en el Mundial de Francia (1998), concluyó con otra amarga derrota en la fase de clasificación para la Eurocopa de 2000 ante Chipre (3-2). Camacho, el emblema de la ‘furia’, accedió al cargo y recuperó la ilusión.
En Bélgica y Holanda (2000), la ‘roja’ cumplió con todas las premisas. Mal estreno, derrota ante Noruega (0-1), sufrimiento posterior contra Eslovenia (2-1) y éxtasis frente a Yugoslavia (4-3). En cuartos, una veterana Francia, guiada por Zidane, derrotó (2-1) a la España de Raúl, que falló el penalti que hubiera supuesto el empate.
Las lágrimas de rabia del año 2000 se convirtieron en amargura en Portugal 2004. La cercanía movilizó a la afición, desplazada en masa por su fe en los caprichos del destino. España no pasó de la fase de grupos con Iñaki Sáez. Se ganó a Rusia (1-0), se empató con Grecia (1-1) y en el partido decisivo ante Portugal perdió por 1-0.
Con una generación de oro y muy mejorado tras el nuevo revés en el Mundial de Alemania, el bloque patrio volvió a aparecer entre las favoritas en 2008. La goleada (4-1) a Rusia en el debut, el triunfo agónico (2-1) contra Suecia con un gol en el último minuto y la remontada a Grecia (2-1) hicieron soñar al grupo de Luis Aragonés.
A Italia se le eliminó en los penaltis y se superó el maldito cruce de cuartos y en las semifinales, la ‘roja’ volvió a golear (3-0) a Rusia para llegar a la gran final.
Tan solo Alemania, liderada por Michael Ballack y los goles de Lukas Podolski, separaba a la España de los Casillas, Cesc, Xavi, Iniesta, Torres o David Villa del título. Aquel ‘gol de oro’ de Torres tras anticiparse a Philipp Lahm bastó para ganar (1-0) a los alemanes y recuperar la autoestima del fútbol español lesionada en cuatro décadas de frustraciones.
