Con una amplia experiencia profesional, José Ignacio Pérez-Laorga y Pascual Rubio son dos de los socios de la empresa Basagestion, que ayer hablaron de “El control de la gestión” en una jornada celebrada en el salón de plenos de la Federación Empresarial Segoviana (FES). Dedicados al asesoramiento de empresas, Basagestión explicó a un buen número de industriales segovianos cuáles son los servicios que presta, que pueden ser fundamentales para sobrevivir en este periodo de crisis. “La supervivencia de cualquier negocio se asienta sobre determinados equilibros de gestión”, aseguran.
¿Qué es Basagestion?
Un grupo de profesionales de dilata experiencia -entre todos sumamos más de 75 años- en la dirección y gestión de empresas, que además es una experiencia de éxito, y que hemos decidido ponerla a disposición de las pymes.
¿Cuándo y por qué se crea?
Basagsetión nace formalmente en enero de 2012 después de algunos años de trabajo de forma individual.
Hay una estadística demoledora sobre «la mortalidad» de empresas: «El 90% de las empresas no llega a su quinto año de vida, ¡terrible!, ¿no?. Nosotros pensamos que esta tasa de «mortalidad» tan elevada se debe precisamente a la escasa capacidad de gestión económica que tienen los emprendedores: son expertos en lo que hacen -producto, fabricar, vender, etc.- pero desconocen los equilibrios económicos necesarios para asegurar su supervivencia y acaban con una muerte prematura. Nosotros somos expertos precisamente en la gestión de esos equilibrios -es nuestra experiencia- y queremos ponerlos a su disposición para ayudarles a que sus empresas se desarrollen de forma sana a lo largo del tiempo, queremos ser «pediatras de empresa».
Hay muchas empresas «más longevas» que adolecen del mismo problema, «a pesar de su edad», a las que nuestra aportación es igualmente útil para sobrevivir.
¿A cuántas empresas o emprendedores han apoyado desde su creación?
En este año de vida hemos trabajado con diez empresas, en unos casos ayudando al emprendedor a gestar y formalizar su plan de negocio, en otros ayudando al empresario a replantearse su empresa y diseñar un plan de futuro que garantice su pervivencia en el tiempo y en otros acompañándoles de forma habitual en su gestión.
¿Su relación con esas empresas se prolonga en el tiempo, o su colaboración tiene siempre un horizonte temporal o finalista (de cumplirse unos objetivos).?
Inicialmente pensamos que nuestra colaboración sería puntual ayudando al empresario a resolver un problema concreto, pero la realidad nos ha llevado a una colaboración continuada: el empresario al que hemos ayudado en una situación difícil nos pide que continuemos a su lado acompañándole en la gestión posterior de su empresa. Nosotros estamos encantados porque en ello se encarna plenamente nuestra vocación de ayuda a la pyme.
Si los servicios que presta son fundamentales en cualquier momento, ¿resultan imprescindibles en un momento de crisis económica como la que vivimos?
Efectivamente, en época de bonanza es fácil que las cuentas salgan y no hay problemas financieros: el margen resulta suficiente incluso para cubrir ineficiencias, además los bancos están muy dispuestos a financiarlas. Pero al final los excesos pasan factura y ahí está la actual crisis que padecemos en toda su virulencia.
En épocas de crisis es imprescindible volver a encontrar los equilibrios de gestión necesarios, pero cuando una empresa se ha instalado en un escenario de desequilibrios económicos se ha instalado también en «su rutina» y no le resulta nada fácil encontrar alternativas de actuación distintas, no encuentra el camino; en este caso es fundamental la ayuda de alguien, no anclado en rutinas anteriores, que aporte «aire fresco».
Volviendo a nuestra vocación de «pediatras de empresa», podríamos decir, que cuando se tiene salud todo vale, incluso los excesos, pero cuando se pierde necesitamos la ayuda de alguien que diagnostique la causa de nuestro mal y nos aporte un remedio -un tratamiento, pautas de actuación o incluso pasar por el quirófano- pero que al final nos devuelva la salud perdida. La salud de las empresas es como la del cuerpo, se asienta sobre determinadas constantes vitales que hay que restablecer cuando la salud se ha perdido; alguien debe diagnosticar equilibrios y fijar pautas saludables que restablezcan la salud económica perdida. En este sentido queremos ser no sólo «pediatras de empresa» sino también «médicos de empresa madura».
¿Qué tiene que hacer un emprendedor o una empresa segoviana que quiera recurrir a Basagestion?
Ponerse en contacto con nosotros, le visitamos, nos cuenta su problema y le hacemos un primer diagnóstico; una vez que estemos seguros de haber entendido bien la situación de la empresa y de nuestro diagnóstico, le hacemos una propuesta concreta sobre cómo podemos ayudarle, lo que haremos, el tiempo necesario y el coste que tendrá. Y si la empresa lo acepta nos ponemos a trabajar.
¿Su labor está basada fundamentalmente en la proximidad y cercanía a las empresas y sus gestores?
El empresario de la pyme es experto en su negocio -producto, fabricación, venta, etc.- pero no suele serlo tanto en lo que a gestión económica se refiere por lo que se entiende mal con planteamientos y lenguajes demasiado técnicos. Por ello para nosotros es fundamental ponernos a su lado, que entienda nuestros planteamientos, que nos sienta cercanos, en resumen, que se sienta cómodo trabajando con nosotros. Volviendo a nuestro símil de medicina, nos parece fundamental generar un clima de confianza «médico-paciente».
¿Su colaboración con una empresa, a qué aspectos se extiende?
En principio nuestro foco está en la gestión económica de la empresa, que se articula en dos dimensiones: por una parte los resultados y las bases sobre las que se asientan como son el margen de las líneas de producto, el coste de la estructura que ha de soportar y el equilibrio entre ambas cosas, es decir, conseguir que «salgan las cuentas»; por la otra, el equilibrio financiero, es decir,
la coherencia entre necesidades de recursos y fuentes de financiación disponibles, lo que se plasma en la tesorería de la empresa, es decir, poder hacer frente a los compromisos de pago con normalidad.
