El juez de Instrucción número 4 de Sevilla ha archivado las nuevas diligencias abiertas contra el hermano de Miguel Carcaño después de que éste diera una nueva versión de los hechos y asegurara que fue Francisco Javier Delgado quien mató a Marta del Castillo con la culata de una pistola y que, posteriormente, la enterraron en una finca de La Rinconada, ya que considera que su versión es «fantasiosa, absurda, inconsistente, ilógica e increíble».
En un auto de 12 páginas dictado este viernes, el juez Francisco de Asís Molina concluye que «no existe el más mínimo indicio» de que el hermano de Carcaño participara en la muerte de la menor de edad, criticando duramente a la Policía Nacional, pues «desde el punto de vista subjetivo la credibilidad de Miguel es nula y no se acierta a comprender cómo la Policía le concede tal cualidad o beneficio», según informa la agencia de noticias Europa Press.
El juez instructor ha tomado esta decisión después de haber tomado declaración esta misma semana tanto a Carcaño, que ratificó su nueva versión de los hechos, como a Francisco Javier Delgado, quien negó haber participado en el crimen y cuyo abogado anunció, incluso, que estudia querellarse por presuntas calumnias contra Miguel.
Conducta de extrema crueldad. El juez rechaza la credibilidad de una persona que «desde una conducta de extrema crueldad ha sido capaz de mentir tantas veces, facilitando a su antojo versiones tan distintas sobre los hechos al punto de merecer condena por ello».
Seguidamente, enumera una a una las distintas versiones ofrecidas por Miguel y señala que éste ofreció «detalles dolorosos para cualquier ser humano que provocan un tremendo sufrimiento a sus padres –calcetín en la boca, utilización de navaja, súplicas de clemencia, agonía y estertores de la muerte y un largo etcétera–«, a lo que se suma que «ha ido implicando a su antojo al menor y a Samuel, según conviniera», facilitando «las más variopintas versiones sobre el destino del cuerpo».
«Con absoluta frialdad», Carcaño ha permitido «que durante meses, en función de sus cambiantes versiones, se desarrollaran dispositivos de búsqueda tan costosos en medios materiales y personales, aumentando el sufrimiento de los familiares de la menor, que veían cómo, una vez tras otra, se desvanecían las esperanzas nacidas de cada nueva declaración».
Muerte de Marta y actuación policial. Además, «no es lógico ni creíble que, ante la intervención de Marta, el agresor utilizara contra ella una violencia brutal mucho mayor que la que estaba empleando contra el verdadero destinatario de su ira». «En suma, Francisco Javier habría matado a una niña por el solo hecho de que ésta hubiera intentado sujetarle para separarle de su hermano, y todo ello mientras Miguel permanecía impasible sin hacer nada para evitarlo», una hipótesis «que no es sostenible como lógica», razona.
La Policía Judicial «cuestiona el propio trabajo de investigación que realizó durante años, que fue concienzudo y minucioso, y poniendo en duda las bases o pilares de la misma intenta ahora desvirtuar sus propias conclusiones, al punto de dar credibilidad, sin ningún rigor, a la autoexculpación del autor confeso de la muerte pese a que fue condenado en firme por delito de asesinato con base, sustancialmente, a su propia declaración tras un juicio con todas las garantías».
