Mientras otros dos activistas prosaharauis expulsados de El Aaiún insistieron, ya desde Canarias, en que la actuación de Marruecos en el territorio de la ex colonia española solo puede definirse como «un genocidio», el PSOE se mantuvo un día más abonado a la tesis del silencio cómplice y fue el único partido que se resistió a condenar al régimen de Mohamed VI.
De hecho, los socialistas llegaron a ausentarse de una rueda de prensa ofrecida en el Senado por representantes de todos los grupos de la oposición de manera conjunta con el dirigente del Frente Polisario Bucharaya Beyin para demostrar el desagrado de las fuerzas democrácitas ante la imposibilidad de consensuar una declaración institucional de condena por los sucesos del 8 de noviembre en el campamento de refugiados.
El delegado del pueblo saharaui denunció durante dicha comparecencia que el país magrebí lleva a cabo en el Sáhara Occidental «una limpieza étnica» y que España «le está ayudando» al no condenar su actuación.
Tal tesis fue refrendada sin demasiados matices por los senadores de todo el arco parlamentario, con la ya citada excepción de los del PSOE, que eludieron su presencia ante los medios de comunicación, en un acto cuyo colofón consistió en una condena rotunda a la violación sistemática y masiva de los Derechos Humanos protagonizada por Marruecos.
El senador del PP Alejandro Muñoz Alonso admitió, no obstante, que «falta mucha información», pero quiso recalcar que la que existe es «suficiente».
«No queremos romper el diálogo ni las buenas relaciones con Marruecos, pero no vamos tampoco a callarnos ante situaciones como ésta que, realmente, exigen una condena», zanjó el popular en sintonía con el resto de los grupos de la oposición.
Su compañero de ERC Miquel Bofill agregó, incluso, que «no es cierto que no haya información sobre lo ocurrido, puesto que sabemos que existía un campamento pacífico y que se le ha atacado en una actuación armada».
Similar fue el análisis del líder de Izquierda Unida, Cayo Lara, quien consideró «surrealista» que el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, diese el martes por buenas las explicaciones que le ofreció el ministro del Interior marroquí, Taib Cherkaoui, que llegó a definir el desmantelamiento del campamento como «una acción pacífica» y que sostuvo que los saharauis son guerrilleros terroristas. «Rabat está ganando tiempo para hacer desaparecer las pruebas del desastre, mientras, el Gobierno español le concede ese tiempo en medio del silencio cómplice de la comunidad internacional», resumió el izquierdista.
Más allá de las declaraciones, los hechos insisten en dar la razón a quienes lamentan todo lo que está sucediendo en El Aaiún. donde no se permitió entrar a un equipo de Antena 3 televisión, compuesto por cuatro españoles, que fue expulsado ayer de una zona sumida en un apagón informativo que da alas a las sospechas de que las Fuerzas de Seguridad de Mohamed VI intentan mantener ocultos sus desmanes contra la población local.
Haidar arremete contra Zapatero.- La activista saharaui Aminatu Haidar censuró ayer «la actitud vergonzosa» del Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero por no ser capaz de condenar la violencia de los últimos días en el Sáhara occidental, una actitud que contrapuso con la «solidaridad» que demuestra el pueblo español con la causa de la ex colonia. Durante una tensa Conferencia sobre el Sáhara organizada en el Parlamento Europeo, Haidar, que a finales de 2009 protagonizó una sonada huelga de hambre durante más de un mes en el aeropuerto de Lanzarote después de que Rabat le impidiera entrar en El Aaiún y le expulsara a la fuerza a Canarias, quiso dejar claro que, en su opinión, la violencia que padece su pueblo «es culpa del Ejecutivo socialista de Zapatero», al que, tras afear el hecho de que «ni siquiera ha podido condenar los actos violentos y la masacre contra un pueblo», pidió que asuma «totalmente la responsabilidad de lo que ocurre».
