Más buenas noticias para ETA y su entorno. Txeroki fue absuelto ayer del intento de asesinato del vicepresidente del Consejo de Administración del Grupo Correo, Enrique Ybarra, el 17 de enero de 2002. La Audiencia Nacional (AN) admitió que el etarra Garikoitz Aspiazu Rubina, ex jefe militar de la banda, estuvo en el piso que ocuparon los terroristas que enviaron el paquete bomba, que sus huellas estaban allí, que unos crucigramas que aparecieron los había resuelto él, pero asegura en su auto que eso no prueba que preparara o enviara el explosivo.
Mientras se debatía su suerte, el joven bilbaíno, de 37 años, renunció a defenderse, y se agachó en cuatro ocasiones para mirar la cara de los testigos protegidos que declaraban contra él. Además, fiel a su chulería, y demostrando que pertenece al ala dura de la organización criminal, calificó de «espectáculo» el juicio.
En la sentencia, la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal considera que la «carga de la prueba» que esgrimía el fiscal, que pedía una condena de 15 años de cárcel, resulta «insuficiente» para acreditar que el que fuera responsable militar de ETA entre 2004 y 2008 participara en el envío de un paquete bomba a Ybarra.
El jurista sostuvo su acusación en una pericial de inteligencia que acreditaba que el atentado fue cometido por el comando K-Olaia, al que supuestamente pertenecía Txeroki cuando se envío la mortal trampa. La información sobre los autores del macabro envío se obtuvo a partir de los papeles incautados a Ibon Fernández de Iradi, Susper, en la localidad francesa de Tarbes en diciembre de 2002.
24 horas antes, también en la AN, las hermanas Bruño, empresarias condenadas por pagar el impuesto revolucionario -6.000 euros entre 2003 y 2006-, evitaron entrar en prisión después de que se les rebajara a un año y tres meses la pena de cinco años que solicitaba la Fiscalía. Partidos como PNV, Aralar o EA consideraron «un despropósito» el fallo judicial.
Mientras, en Francia, la Policía, una vez más, ayudó a sus colegas de España, que llevan muchas semanas de sequía. Así, arrestó en la madrugada de ayer al etarra Oier Ardanaz Armendáriz, que escapó en 2008 tras una operación contra Segi y a quien la Guardia Civil investigó en 2009. El terrorista intentaba robar un coche junto con otro radical, que logró escapar, mientras que el detenido sufrió un accidente y está hospitalizado.
No muy lejos de allí, en Andoain, terminó la crisis de los escoltas. Los portavoces del PSE-EE y PP en el Ayuntamiento anunciaron que la alcaldesa, Ane Karrere, de Bildu, aceptó sus propuestas de permitir a estos profesionales que verifiquen la seguridad de las dependencias municipales.
Ambos partidos expresaron su satisfacción por el acuerdo logrado y dieron por zanjada la polémica, surgida a raíz de que la regidora de Bildu ordenara prohibir a los escoltas de los ediles amenazados entrar en estos edificios públicos.
Por otra parte, una mujer, la economista Helena Franco Ibarzabal, será la nueva diputada de Hacienda y Finanzas del Gobierno de Martín Garitano en la Diputación de Guipúzcoa, que se completa con otros seis junteros forales, entre ellos dos miembros de EA y uno de Alternatiba, así como ex ediles de HB y Batasuna.
Conviene recordar que cuando, hace meses, Sortu entró en escena, y Bildu inmediatamente después de que se declarara ilegal, se estimó que la presencia de listas contaminadas era motivo de exclusión del juego democrático.
Desde la misma institución, la portavoz del PSE-EE, Rafaela Romero, preguntó a Garitano «qué condiciones deberían darse para que pidiera la desaparición de ETA», y si ve «algo positivo» en su permanencia.
La coalición abertzale siguió dando titulares. El primer edil deLasarte, Pablo Barrio (Bildu), inauguró la escultura La memoria del mañana, un homenaje a las víctimas del terrorismo, sin invitar a familiares de las víctimas de ETA.
