«Renunciar no significa abandonar la Iglesia. Si Dios me pide esto es para que yo pueda continuar sirviéndola con la misma dedicación y el mismo amor con el que he tratado de hacerlo hasta ahora, y de manera más adecuada a mi edad y a mis fuerzas». Las emocionantes palabras de Benedicto XVI en su último Angelus dominical como Pontífice fueron aclamadas ayer por una abarrotada plaza de San Pedro (más de 200.000 fieles, según cifras oficiales).
El Papa remarcó durante el rezo matinal de los domingos que Dios le ha llamado «a subir por el monte» para dedicarse «aún más a la oración y a la meditación», pero añadió que la decisión de renunciar a su cargo «no significa abandonar a la Iglesia».
Asimismo, el Obispo de Roma señaló desde la ventana de su estudio a los ciudadanos congregados en El Vaticano que «la existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios, para después descender para llevar el amor y la fuerza» de tal modo que se pueda servir a los hermanos y hermanos «con el mismo amor de Dios».
Por otro lado, su Santidad destacó que la narración evangélica de la transfiguración de Jesucristo ofrece una enseñanza muy grande, sobre todo, por la importancia que se concede a la «primacía de la oración, sin la cual todo el esfuerzo del apostolado y de la caridad se reduce en activismo».
En esta línea, el Vicario de Cristo apuntó que en la Cuaresma se debe aprender a dar «el tiempo justo a la oración, personal y comunitaria que reconduce al camino, a la acción».
Aplausos
Miles de fieles se fueron concentrando en la plaza de San Pedro desde primera hora de la mañana para asistir a las últimas palabras de Ratzinger como Papa en domingo. Con puntualidad germana, el primer Santo Padre que renuncia en la Historia de la Iglesia -con la salvedad de Celestino V- apareció en la fría mañana romana, mientras los fieles le recibían con aplausos y vítores.
Tras la oración, Benedicto XVI se dirigió en castellano «a los peregrinos» de esa lengua, momento en el que fue interrumpido por la ovación cerrada de los asistentes. Además, agradeció «tantos testimonios de cercanía y oración en estos días».
El Pontífice volverá a dirigirse a los fieles el próximo miércoles, en su última audiencia pública que se celebrará en la Plaza de San Pedro.
