La suma del cariño a Segovia y la pasión por el deporte, da como resultado la mejor afición de fútbol sala. Esa afición es la del Caja. Un cuarto de hora antes de que los colegiados diesen comienzo al partido, los jugadores del equipo local salían por el túnel para hacer los precisos calentamientos. El pabellón se puso en pie, les aplaudió y comenzaron a escucharse los primeros mensajes de apoyo. Así empezaba la afición a animar al equipo.
Pancartas, bufandas, banderas y escudos del Caja, estaban preparados para animar a los de Jesús Velasco. Todos los medios de comunicación estaban preparados, los asientos al completo y el anillo del pabellón a rebosar.
El comienzo del partido se hacía de rogar y los aficionados expectantes se ponían nerviosos por la espera. Después de cuarto de hora de retraso y de llevar media hora cantando y tocando el bombo y la dulzaina, los seguidores pitaban para meter presión.
A las 18:00 horas dio comienzo el partido y familias al completo, parejas, grupos de amigos y algún seguidor solitario, se unieron para dar el mejor de los apoyos a un equipo necesitado de ello. Los jugadores salieron de nuevo por el túnel y la fiesta comenzó. Las serpentinas volaron por el pabellón y los aproximadamente 3.000 espectadores ondearon sus banderas dando calor a su equipo y color al Pedro Delgado.
Cada minuto que pasaba, acrecentaba la tensión y en las gradas se veían manos tensas que se alzaban para recriminar a los árbitros su forma de pitar. Al llegar el descanso la afición comentaba las jugadas con los compañeros de asiento y las peores palabras se las llevaba uno de los colegiados, aunque había alguno que creía que los jugadores tenían que espabilar.
Los cánticos se reanudaron con el inicio del segundo período, incluso las muletas de algún aficionado lesionado sirvieron para hacer ruido al ritmo del bombo. Todo vale con tal de animar al equipo.
Los nervios estaban a flor de piel y las repetidas ocasiones de gol de los de casa hacían que los aficionados se viniesen arriba, viendo cada vez más de cerca el 1-0. Los simpatizantes del Caja no paraban ni un sólo minuto de animar, y cuando Matías marcaba su golazo de todos los días en el minuto 27, la locura en las gradas se desataba.
La afición se vino arriba y con ella el equipo que tras siete minutos marcó el segundo gol. En este caso fue Keny el encargado de marcar y toda la grada se levanta dando palmas y vitoreando “¡Este partido, lo vamos a ganar!”.
Así llegó una victoria más que merecida, tanto para jugadores como para una grada que no paró de animar a su equipo. Y es que ayer, y todos los días, el Caja Segovia cuenta con ventaja, la de tener a su lado a la mejor afición de España.
