La novillada de Otero de Herreros deparó un resultado más bien bajo en mínimos a resultas del juego ofrecido por los erales de Peñatella y el comportamiento torero de los actuantes que no pudieron o no supieron solventar las dificultades de los astados.
La plaza registró algo más de la mitad de su aforo en tarde soleada y calurosa. El recinto taurino ubicado en lugar estratégico de la villa en zona cercana a la hermosa y presente sierra de Guadarrama donde se asienta esta población sana y cordial en el trato y con aficionados a la fiesta de toros que merecen elogios y consideración. La tarde del pasado sábado apenas si pudieron disfrutar de un festejo con altibajos en el cual únicamente el colombiano Quinito cumplió el trámite con nota alta.
Presidió el alcalde de Otero, Ricardo Pérez bien acompañado en el balconcillo presidencial por la corte de guapas formada por la reina de las fiestas y damas de honor y los correspondientes mozos guardianes de su potestad. Buen ambiente en los tendidos.
Se lidiaron novillos erales de Peñatella bien presentados y de juego dispar. Regular yendo a mejor el que abría plaza, manso el segundo, regular el tercero y excelente por bravo y repetidor el cuarto.
JAVIER MONTALVO. El de Cercedilla que reside en Torrecaballeros donde entrena a diario junto a Emilio de Frutos, se abrió de capa para instrumentar cinco verónicas con media entre ovaciones. Con la muleta no se centra en los inicios ante una embestida incierta con molesto calamocheo. La cortedad del viaje obliga al diestro a tomar precauciones. Se situa mejor, da mayor distancia al novillo y comienza a torear con empaque al natural. Firme aguanta la arrancada, embarca y logra una lucida situación. Una segunda serie fue de brillante ejecución. Sereno, valiente y torero, planta erguida, estética y armonioso toreo. Faena con pases meritorios con algún despiste sin consecuencias. Ayudados por alto y estocada entera atravesada con descabello. Oreja.
PABLO ATIENZA. Se las vio con un ejemplar tendente a la huida al cual apenas capoteó como saludo previo. Con la flámula pases sueltos a un novillo reticente, manso y sin faena alguna. Lo intentó en todos los terrenos pero ni por esas. Al hilo de las tablas pinchazo y varios golpes de verduguillo. Palmas.
JAIME RODRíGUEZ. Sustituyó al anunciado Joan Martínez, novillero francés de Arles. Breve apunte con el capote. El novillo echa la cara arriba poniendo en aprietos al torero. Intenta el toreo fundamental por ambos pitones y cuando logra asentar la figura y aplica la compostura con el engaño adelantado, consigue buenos muletazos que se jalean. Momentos interesantes con otros de menor tono torero. Buena una serie de muletazos en redondo. Comentaba el maestro Andrés Hernando que este torero segoviano le inspira confianza. Pues muy bien y que esa confianza se confirme. La faena tuvo fases de intensidad, de valor y entrega con vistosas giraldillas al final, Pinchazo, estocada y cinco descabellos. Oreja que la presidencia no concedió y vuelta al ruedo bajo tibias palmas.
QUINITO. Este joven novillero colombiano de Medellín, hijo del que fuera matador de toros Quinito II fallecido el pasado año, refrendó los buenos informes con los que venía precedido. Larga cambiada de hinojos y excelentes lances a la verónica entre olés con revolera. Mal segundo tercio con un tercer par al «violín» como único punto reseñable. Novillo con embestida repetitiva de rápido impulso al cual el colombiano le toreó acelerado pero con valor y templanza. Momentos de emoción por el embroque ajustado y la prontitud de la embestida que el joven diestro supo soportar. Muletazos de alta consideración y estima con estética en fases concretas para llevar a cabo faena de conceptos toreros variados con lucidez y desacierto al cincuenta por ciento. Mató de estocada algo caída siéndole concedidas las dos orejas.
COMENTARIO FINAL. Siempre comentamos más o menos lo mismo respecto a esta población segoviana y a su ambiente y trato cordial, pero es cierto y por ello es grato indicarlo.
Hemos elogiado a la villa, a su alcalde, a sus gentes y a la deferencia que se tiene con el espectador, quién al acceder al recinto taurino recibe un «bocata» de rico embutido. Detalle que simboliza este presente desde hace años. El paisaje que se aprecia desde el coso taurino, induce a la meditación a través de una orografía realmente magnífica con las estribaciones de la inminente sierra de Guadarrama valor acrecentado del lugar. Otero de Herreros mantiene su anual festejo taurino y su grato ambiente en fechas tan señaladas como las presentes con sus patronales fiestas al más alto nivel. Por siempre, amigos.
