La incertidumbre en Italia continúa una semana después de que se celebraran elecciones parlamentarias en el país. Unos comicios que, lejos de aclarar el futuro de la nación, abrieron una puerta a la ingobernabilidad. Por ello, el ganador en las urnas, el izquierdista Pierluigi Bersani, prosiguió ayer con su campaña por conseguir el respaldo del Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo para formar un Ejecutivo y aseguró que, en caso contrario, habrá que convocar elecciones anticipadas.
En este sentido, el jefe del Partido Democrático descartó cerrar un Gabinete de tecnócratas y también reiteró su negativa a una coalición con Silvio Berlusconi. Por ello, la única opción que le resta para impedir una nueva cita con las urnas es la de aliarse con el cómico, que lidera la tercera fuerza más votada.
«Ahora debe decir lo que quiere o nos iremos todos a casa, incluido él», manifestó. Grillo ha afirmado en reiteradas ocasiones que su movimiento no apoyará a ningún gobierno formado por partidos tradicionales, aunque sí respaldará leyes de forma puntual.
Larga espera
Italia continúa a la espera de que comiencen las conversaciones para formar Ejecutivo después del 15 de marzo. Un plazo lo suficientemente largo que provocó ayer la reacción de los mercados internacionales. Así, la prima de riesgo llegó al punto más alto de los últimos tres meses y cerró en 346 puntos, cuando antes de los comicios estaba en 296.
Mientras, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, aseguró que quiere evitar a toda costa la convocatoria de elecciones anticipadas. En este sentido, indicó que la Constitución no permite disolver el Parlamento ahora porque su mandato concluye el próximo 15 de mayo.
Antes de esa fecha, el Congreso debe elegir un nuevo mandatario, pero, aunque teóricamente los comicios podrían convocarse como pronto en junio, lo previsible es que continúen las conversaciones para evitar una nueva cita con las urnas y que se aplace hasta otoño.
Unas elecciones anticipadas, sin embargo, podrían volver a dar lugar a unos resultados sin mayorías estables, salvo que se reforme la ley, una tarea que solo podría asumir un nuevo Gobierno, aunque sea de carácter provisional hasta los siguientes comicios.
