Hacía casi un año que los miembros de la izquierda abertzale y de ETA acusaban al Gobierno español de haber autorizado el asesinato de uno de sus hombres, el pistolero Jon Anza. Muchos de sus compañeros habían mostrado su pesar por la desaparición del terrorista -en abril de 2009-, promoviendo manifestaciones o actos, todos ellos auspiciados bajo el lema ¿Dónde está Jon?, en una clara acusación a las Fuerzas de Seguridad nacionales de conocer el paradero del violento. Ayer, las autoridades francesas pusieron fin a estas dudas, ya que localizaron en la morgue de la ciudad de Toulouse un cadáver que, por sus características, podría tratarse del de Anza.
El magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Andreu abrió el 8 de febrero diligencias para investigar su paradero, ya que fue visto por última vez el pasado 18 de abril en Bayona.
El titular del Juzgado Central de Instrucción número 4, que inició esta investigación a instancia de las autoridades galas, ordenó a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que preparasen un informe en el que se detallase en qué estado físico y mental se encontraba Jon Anza en el momento de su desaparición, con el fin de determinar si pudo extraviarse y sufrir un accidente.
Del mismo modo, Andreu solicitó un análisis exhaustivo de las llamadas telefónicas que realizó el etarra en los días previos y de las que hicieron las personas de su entorno más próximo.
La apertura de la investigación por parte del magistrado se produjo poco después de que la Fiscalía de la Audiencia Nacional recibiera una comisión rogatoria de la Fiscalía del Tribunal de Gran Instancia de Bayona, que indaga desde mayo pasado el paradero del terrorista a petición de su familia.
La desaparición de Jon Anza se había convertido en los últimos tiempos en una de las principales reivindicaciones de la izquierda abertzale y mantener presente esta causa una de las directrices de ETA tal y como se evidencia en algunos de sus comunicados o documentos internos.
Según un auto del juez Batasar Garzón, ETA incluía una serie de instrucciones para lograr una «activación popular» de cara al verano de 2009 entre las que indicaba que «las denuncias de la desaparición de Jon Anza con la presencia de sus fotos» tenían que ser «una constante».
El ejemplo más reciente fue el que protagonizó el ex miembro del comando Madrid José Ignacio de Juana Chaos, quien acudió a una vista en Belfast el pasado febrero con una camiseta que recordaba a Anza. Asimismo, el Colectivo de Presos de ETA (EPPK) en su «período de lucha» en las prisiones tuvo al pistolero en su recuerdo. Según anunciaron en uno de sus últimos comunicados, el pasado 18 de febrero los internos de la banda en cárceles de España y Francia llevaron a cabo protestas por su desaparición.
Este miembro de la banda terrorista tenía 47 años y sufría una grave enfermedad. Cumplió una condena de 20 años de cárcel por su integración en ETA y, pese a haber nacido en San Sebastián, a su salida de prisión en el año 2002 se trasladó a Francia, donde seguía colaborando con los terroristas. En concreto, su función consistía en actuar como correo.
Su familia denunció su desaparición en abril de 2009 y, un mes después, la banda terrorista hizo lo propio a través de un comunicado en el que admitían que Jon Anza no había acudido a la cita que tenía prevista con la dirección etarra en Francia para entregarle una importante suma económica procedente de la extorsión.
Por otro lado, la unidad de coordinación de la lucha antiterrorista francesa investiga el hallazgo de un zulo, supuestamente abandonado por ETA en el sur de Francia, que fue localizado de manera fortuita por un cazador, según informaron fuentes de la lucha antiterrorista.
Las fuentes agregaron que, a la espera de una investigación más exhaustiva, el escondite se encuentra vacío y que el hombre que lo denunció lo encontró hace tiempo bajo una lona, pero que hasta ahora no la había comunicado a la Gendarmería.
