Vladimir Putin es un hombre que genera amores y odios a partes iguales. Muchos son sus seguidores, pero también sus detractores, tal y como se demostró el pasado domingo, cuando miles de personas salieron a la calle en Moscú para apoyar y criticar al que, previsiblemente, y según todos los sondeos, se coronará este finde de semana como presidente ruso. Los principales contrarios al todavía primer ministro son los grupos independentistas del Cáucaso Norte (al sur del país) o Chechenia. En este caso, radicales de la primera región pretendían, según informaron ayer fuentes de la Inteligencia ucraniana, asesinar al dirigente después de los comicios.
«Puedo confirmar oficialmente que estaban preparando un atentado contra Putin», declaró una portavoz de la institución, que frustró el proyecto. Al parecer, los conspiradores pertenecían a un grupo que lucha por crear un Estado islámico en la zona y tenían previsto trasladarse a Moscú para matar al político.
Los servicios especiales ucranianos, que han alertado a la agencia de seguridad rusa, detuvieron a principios de este año a dos personas en Odessa, después de producirse una explosión en un apartamento alquilado que causó la muerte de una persona. Uno de los arrestados figuraba en una lista internacional de personas buscadas.
«Nuestro objetivo final era ir a Moscú y asesinar a Putin», declaró uno de los capturados. «Nuestro plazo era para después de las presidenciales de Rusia», añadió.
Eso sí, ante tales informaciones, algunos ciudadanos reaccionaron con escepticismo y advirtieron de que el objetivo de esta noticia es generar simpatías y apoyos para el candidato a presidente antes de los comicios. «Putin ha descubierto un intento de asesinato en su contra justo antes de las elecciones. Payasos», afirmó una persona que no quiso ser identificada.
Pero no es la primera vez que el primer ministro se encuentra en el punto de mira de los grupos radicales. De hecho, ha sido objeto de siete intentos de asesinato en los últimos 12 años.
En febrero de 2000, poco después de su llegada a la Presidencia de Rusia (que ocupó entre 2000 y 2008), la prensa informó de que las milicias armadas chechenas habían planeado un atentado contra el mandatario en San Petersburgo, durante su asistencia al funeral de un antiguo alcalde de esta ciudad.
En agosto de ese año, los servicios de seguridad ucranianos detuvieron a varias personas de Chechenia y de Oriente Próximo que supuestamente tramaban un atentado con motivo de su próxima participación en una cumbre en Yalta.
En octubre de 2001, la Inteligencia de Azerbaiyán aseguró que habían abortado un atentado contra Vladimir Putin durante su visita oficial a Bakú.
En Londres, en 2003, también se planeó la eliminación física del dirigente. En 2007, en Turquía y en Irán se frustaron otros dos intentos de asesinato más.
