Nunca se nos ha explicado la verdadera historia de la situación del Sáhara. En la actualidad conocemos que un muro de 28.000 kilómetros separa el país africano. A través de Google Maps se puede apreciar esta construcción, que es a día de hoy después de la Gran Muralla China, la edificación hecha por el hombre más grande que se puede ver desde el espacio.
Curiosidades aparte, la política es la parte que interesa en esta historia,ya que es la causante de la situación que existe en el Sáhara, y por ende, la consecuencia que ha hecho llegar a catorce niños saharauis a Segovia para pasar este verano.
Luili tiene siete años y es el segundo verano que viene a la ciudad. Es tímido para fotografiarse, pero muy cariñoso desde el primer momento. “Le gusta mucho montar en bicicleta, la piscina y jugar a las canicas con los amigos”, afirma Esther Pastor, madre acogedora de este pequeño saharaui, junto con Luis Martínez.
Allí hay médicos pero no hospitales, por eso vienen a España para hacerse un chequeo general. Esto, además de poder sacarles del desierto en verano, son los objetivos de este programa ‘Vacaciones en paz’. “Allí están ahora mismo a 50 grados pasando situaciones extremas”, afirma Esther.
“En total han venido 14 niños, que son menos que el año pasado por la falta de recursos económicos de la Asociación, ya que la Diputación no da nada, es una de las pocas diputaciones que no ayuda económicamente a esta causa. El Ayuntamiento en cambio sí que colabora muchas veces con la asociación”, afirma Luis.
Estos padres y el resto de familias de acogida temen que al año que viene estos pequeños no puedan volver. “Es una experiencia muy gratificante, más todavía para la familia que para los niños. Este año ha sido difícil y tememos que al año que viene esto no salga adelante por falta de dinero”, comentan tristemente ambos.
A Luili le llama la atención el agua, la luz, subir escaleras, el césped… No puede tener nacionalidad de su propio país, porque no existe como tal. Según el Ministerio de Exteriores sin pasaporte, Luili al año que viene quizá no pueda volver a Segovia. ¿Es justa su situación allí?, y peor aún ¿es justo que no pueda disfrutar de esas pequeñas cosas que tanto le hacen sonreír en Segovia?. Desde luego que no.
