La inmediatez es parte de la vida. La tecnología ha acostumbrado a las personas a que todo ocurre ya. Internet ha tenido un papel decisivo en esta costumbre a la instantaneidad.
Además de acelerar la circulación de información, esta tecnología incide en la percepción del tiempo. Antes, esperar era parte natural de cualquier actividad. Hoy la espera se vive como un fallo, como una anomalía. Y provoca frustraciones y ansiedades.
Las pequeñas experiencias del día a día fueron generando esa lógica del “ya”. Un clic carga y pone a andar un video al instante, un mensaje llega en milésimas de segundos, una compra se realiza con menos espera que si se hiciera presencialmente.
Todo esto ha reforzado la idea de que el mundo debe responder a ese ritmo de urgencias. , cuando no ocurre, cuando el sitio web tarda en abrirse, un video se congela, un trámite se interrumpe, la ansiedad se apodera de la persona y la desesperación y el malhumor invaden.
Los resultados personales de cada acción se condicionan a la velocidad de la conexión o del servidor. De esto saben bien quienes padecen conexión del wifi en su trabajo o en su casa.
¿Qué pasa con el wifi que en algunos lugares es lento y se interrumpe?
En el hogar, el wifi se siente tan esencial como la luz y el agua. Es la base de actividades de todo tipo, desde lo más práctico y utilitario hasta lo íntimo. Hacer compras, trabajar a distancia, estudiar, conectarse con familiares y amigos, ver películas o escuchar música, todo depende del wifi que, como por arte de magia, conecta a la persona al mundo.
Entrar a la casa y tener esa conexión de wifi es tan natural y automático como respirar. Sin embargo, son frecuentes las situaciones en las que parece que la red no está disponible en ese momento preciso en el que se la necesita.
El efecto del wifi que se corta o que va muy lento es inmediato. El mundo en el que participaba la persona se detiene. Las videollamadas y las películas se congelan, los archivos y mensajes no se envían, los juegos se paralizan.
Todo se desajusta, porque la fluidez esperada se interrumpe. Entonces comienzan las reclamaciones al servicio técnico, que termina respondiendo que todo está bien en la instalación.
Lo que el usuario no sabe es que él mismo puede solucionar el problema, pues estos inconvenientes a veces ocurren por la ubicación del router. Y si es así, solo con moverlo el problema se soluciona.
¿Cómo se puede mejorar la señal del router?
Marcos Pardo, técnico en redes, aclara que muchos problemas de conexión de wifi no se deben al proveedor de internet sino a la ubicación del router.
Dónde está el router es clave para la señal de wifi en el hogar. La altura es fundamental. Elevar el router puede terminar con la debilidad de la señal. A veces bastan unos centímetros, en otros casos se requiere algún metro.
Colocar el router por lo menos a un metro y medio de distancia del suelo, en la pared o sobre un estante permitirá que las ondas se propaguen mejor.
Pero también hay otro aspecto que debe mirarse con atención, porque actúa silenciosamente y sin que las personas tengan conciencia de su accionar. Son los aparatos que generan interferencias.
Electrodomésticos tan inocentes como un microondas, un teléfono inalámbrico y hasta un monitor de bebé degradan la calidad de la red inalámbrica. La señal se perjudica y el wifi se enlentece o tiene interrupciones. Por tanto, hay que alejarlos del router.
Marcos reconoce otra causa de la mala señal de wifi: el canal en el que opera el router. Si todos los vecinos usan el mismo, habrá congestión de tráfico en el wifi. Seleccionar un canal menos saturado es una buena estrategia para mejorar la velocidad.
Vale la pena poner en práctica estos consejos. Los resultados pueden mejorar la experiencia del internet que tanto aflige a la gente cuando no es la esperada.
