Confiesa: si has llegado a este artículo y te has convencido de leerlo, seguramente seas de esos que tienen perro y, además, la costumbre de hablar con él (o con cualquier otra mascota) como si el can te entendiera. Puede que lo hagas, incluso, con ese tono agudo con el que a veces la hablamos tanto al perro como a un niño pequeño, sin el “gugu-tata”, pero de manera grácil. Seas del tipo de persona que seas de las antes narradas, has que saber que sí, que, según la ciencia, tu perro entiende algunos de esos comportamientos o palabras. No porque haya aprendido ‘humano’, hables en la lengua en la que le hables. Sino porque busca esa comunicación contigo.
Según confirman expertos caninos, lo hace con mucha frecuencia y prestándote mucha atención, y si pone las orejas tiesas, sin duda es por eso. Aunque pueda hacerlo para oírte mejor, muchas veces lo hace porque ha identificado una palabra, que asocia en su mente a una determinada persona o acción. Y si no, piensa en esos vídeos virales en redes sociales en las que los perros mueven la cola o se quedan mirando al dueño al escuchar su nombre y antes o a continuación las palabras ‘calle’ o ‘paseo’. Otra alternativa, que demuestra también que hay comprensión en sus actos, o por lo menos atención, es que se te queden mirando e inclinen la cabeza. No es tanto que no te esté entendiendo, como a veces crees, como que está interesado y quiere saber más de lo que viene.
¿Qué palabras entiende mi perro?
Aunque el cine nos haya traído casos de perros que –presuntamente– hablan o entienden a sus humanos, lo cierto es que nunca un perro alemán ha hablado teutón, ni uno belga ha pedido una onza de chocolate, ni un dogo argentino ha dicho “che, vamoh a por unoh matesitos” o un bulldog francés ha soltado un “oh, la la” (y si tu cuñado dice una vez que lo oyó en una de las reuniones de familia habituales de Navidad, miente). Más bien al contrario, será él a ti el que llegue a entenderte ciertas palabras, que serán, frecuentemente, aquellas que más familiares le resulten.
Así, según indican expertos en la materia, tu perro no te va a entender si le lees el Quijote o si le hablas con frases difíciles, pero sí que será capaz de captar palabras sueltas, por asociación, y de entender a través de tu tono de voz algunas cosas que le estés diciendo. Por ejemplo: lo de poner las orejas tiesas o girar la cabeza puede significar que está prestándote atención y quiere saber más. Si mueve la cola, efectivamente, puede deberse a que ha percibido lo que para él es un estímulo. Y si reacciona de esa manera o queriendo jugar cuando le hablas igual que a un bebé, probablemente ha entendido que es el momento de que te traiga la pelota.
Con todo, no todas las razas te entienden igual, igual que no todas las personas lo hacen. Tu perro puede comprender que si escucha la palabra ‘calle’ y te levantas es porque salís de paseo o que si dices un nombre y te diriges a la puerta puede ser porque venga, pero tal vez no lo haga. Influirá, por ejemplo, el tamaño o la curiosidad asociada a la raza a la que pertenezca, igual que hay ciertos perros más enérgicos que otros, como suceden con las razas que históricamente se han dedicado al pastoreo y se llaman así (cosas de la herencia genética). Por eso, quizás si escuchan cantar a Mary Poppins no se enteren de qué va la película, pero como te escuchen la palabra jugar, a la fuerza vas a tener que proveerle ese rato de ocio que asocia a la palabreja.
