Como profesional de la educación y aficionado practicante del deporte pongo mi interés y punto de mira en la faceta formativa de la actividad física como parte importante en la formación integral de nuestra juventud. Como entrenador nacional de varios deportes, monitor polideportivo y árbitro de alguno, son muchas las promociones de jóvenes a los que he dirigido, y siempre he intentado que en la práctica deportiva primara la faceta educativa, formativa, los muchos valores que la práctica deportiva conlleva, antes que la obsesión por el triunfo, lo que dista tanto de no valorar el afán competitivo, que tanto me gusta inculcar, incluso no solo en la práctica deportiva, sino en todo el periodo escolar o de formación académica, en las que doy importancia al hábito del esfuerzo y el espíritu de superación, hábito de esfuerzo y superación que noto algo relajado en los planes actuales de educación.
Por esto el contenido de la página de deporte de nuestro Diario “El Adelantado de Segovia” del pasado jueves 17 del mes en curso con un reportaje sobre un desagradable incidente que terminó en masiva trifulca, titulado “Esto no lo vamos a consentir”, y la foto que dice “Idaira Prieto, seleccionada para el Mundial”, me mueve a comentar ambos temas desde el citado aspecto formativo de la actividad física y deportiva.
La entrañable foto de padre e hija Antonio Prieto Velasco e Idaira Prieto, ambos atletas de impresionante historial de éxitos, podios, records y reconocimientos internacionales, así como la madre, profesora de Educación Física y ex jugadora internacional de balonmano, sobre todo excelentes personas con la grandeza de la sencillez de quien de veras vale, que forman un hogar donde se vive el deporte en su faceta de alta competición, pero sobre todo de formación humana. Para mi es una gozada ver esta foto que me permite felicitar y enviar un fuerte abrazo a mi “predilecto” ex alumno en el centro educativo, antes Taller Escuela “Ángel del Alcázar” Antonio Prieto y a mi compañera de tribunal de profesorado de Educación Física “Nanda”, que están uniendo a sus reiterados triunfos deportivos la exitosa trayectoria y de bonhomía de su sucesora en los podios Idaira. Es un hogar que educa en y con el deporte, que vive deportivamente. Es una gozada ver cada día los triunfos deportivos, pero sobre todo la deportividad con que los asumen. Tuve la satisfacción de obtener el primer premio del Concurso de Pintura Mural al Aire Libre del Ayuntamiento el año 1982, por el que pude pintar el muro de las pistas deportivas tan merecidamente dedicadas a Antonio Prieto, conocido cariñosamente como “Taca”.
Lamentablemente el reportaje “Esto no lo vamos a consentir”, se refiere a la otra cara, la negativa no del deporte, sino antideporte.
No presencié la trifulca, y por ello no puedo opinar sobre causa o motivo, ni desarrollo de la pelea colectiva, en la que hubo de intervenir la policía. Denigrante espectáculo, poco edificante, que por desgracia no es único o singular, ni siquiera tan infrecuente como sería deseable, pero que me hace pensar que el joven deportista de la Gimnástica Segoviana que fue sancionado por su participación en la pelea va a pagar más por actitud antideportiva, sin atenerse a la humana reacción de defender a su madre que era vapuleada en la refriega, es decir que pudo más su instintivo amor filial que su deportiva pasividad.
No puedo opinar sobre actitudes de los jóvenes deportistas, el incidente que originó la pelea masiva, la actitud de los padres, o del resto de espectadores, pero, por mi larga experiencia en espacios deportivos haría una llamada a padres de jóvenes, que lógicamente asisten a los encuentros, que moderen su actitud, gestos y gritos, que dejen trabajar a los jueces deportivos que, con aciertos y fallos, intentan dirigir, y hacer posible tan formativa actividad, y que inculquen a sus hijos el respeto al árbitro y al equipo adversario, que no es un enemigo a derrotar, sino compañeros de juego que nos permiten intentar vencer limpiamente, o reconocer el limpio triunfo contrario, que saber perder es tan bonito como asimilar deportivamente las victorias, con limpieza, habilidad y coraje, que no agresividad, que se dice que en la mesa y en el estadio se conoce al educado.
Sería ejemplarizante que los padres de ambos bandos se disculpasen, diesen deportivamente la mano y que intercediesen porque el joven deportista impulsivo y buen hijo, no fuese sancionado y retirado de su deporte favorito, que tanto forma y retira de otros hábitos lamentablemente no infrecuentes en la juventud actual.
