Segovia es una provincia muy vinculada tradicionalmente al sector porcino. Por ello, cualquier fluctuación en los precios o problemas sanitarios tienen efectos relevantes en la economía local. En las últimas semanas, el sector atraviesa una situación crítica, marcada por la aparición de un foco de Peste Porcina Africana (PPA) en Cataluña, su repercusión en los mercados y una fuerte caída de los precios, que durante la semana pasada que está llevando a muchas explotaciones a trabajar por debajo de costes en una fecha donde lo habitual son los precios al alza.
Desde la Asociación de Productores de Ganado Porcino de Segovia (APORSE), que forma parte de la FES, su presidenta Raquel Conde recuerda que la PPA no ha entrado en ninguna granja de Segovia, que el foco catalán está “totalmente controlado y perimetrado” y que el consumo de carne de cerdo es seguro al 100%. No obstante, reconoce que el mero hecho de que exista ya el concepto de “peste porcina en España” ha tenido un efecto inmediato en los mercados, especialmente en el exterior, provocando una caída de precios rápida y muy brusca.
En la Lonja de Segovia, esto se pudo comprobar con claridad la semana pasada, con un descenso en todos los productos de origen porcino, especialmente en el precio por unidad de los lechones de 20 kilos, que cayó ocho euros respecto a la semana anterior. En esta última semana los precios se han mantenido estables, aunque en este mismo producto se dio un nuevo descenso de dos euros, hasta los 39 euros por unidad.
Medidas excepcionales
Esa bajada está teniendo consecuencias directas en las explotaciones. Según explica Conde, en estos momentos “muchos ganaderos están vendiendo por debajo del euro el kilo en vivo, lo que supone pérdidas de alrededor de 40 euros por animal. Traducido a cifras globales, cada camión de cerdos que sale de una explotación puede generar entre 7.000 y 8.000 euros de pérdidas”, afectando especialmente la campaña navideña de cochinillos. “La peste nos ha pillado por sorpresa y algunos ganaderos se han visto obligados a vender productos que no estaban previstos para comercializar, provocando una sobreoferta y la caída del precio”, explica Conde.
Para minimizar pérdidas, algunas empresas, entre ellas la granja Nuestra Señora del Pilar de Mozoncillo, que ella misma regenta, han optado por vender directamente al consumidor final, ofreciendo un producto “kilómetro cero” en Segovia, Valladolid y Madrid sin intervención de intermediarios con el fin de reducir costes y obtener los beneficios suficientes para hacer frente a los pagos. “Es una manera de evitar pérdidas y garantizar la continuidad de nuestra producción. La confianza del consumidor se mantiene, y necesitamos que se respeten las normativas para poder seguir trabajando dentro de la ley”, señala. Aunque recuerda, que no todos los productores pueden optar a esta opción, ya que previamente requiere una autorización: “Afortunadamente nosotros teníamos el registro hecho y podemos comercializarlo, aunque solo de forma online y con entrega en puntos de venta específicos”, explica Conde.
La presidenta de APORSE insiste en que esta iniciativa no responde a una estrategia habitual, sino a una situación límite, y recalca que “el sector no puede sostenerse vendiendo a pérdidas”. No obstante, muchos ganaderos no tienen los medios para vender directamente y dependen del mercado tradicional, lo que dificulta la estabilidad del sector.
Además, plantea una reflexión sobre la Ley de la Cadena Alimentaria, preguntándose dónde está su aplicación real cuando los precios en origen se hunden sin que esa bajada se refleje de forma clara en el consumidor final.
Por su parte, José Luis Muñoz, responsable de porcino en la Unión de Campesinos de Segovia (UCCL), subraya que el cochinillo de Segovia no debería verse afectado por la peste africana. “El cochinillo de Segovia es un producto emblemático, protegido por marcas y asociaciones como Procose, y está en proceso de obtener la Indicación Geográfica Protegida (IGP)”, afirma.
Muñoz advierte que los “cochinillos de ocasión”, que ingresan al mercado por motivos sanitarios o industriales, pueden hacer bajar los precios y generar problemas para los productores locales. “Es fundamental diferenciar nuestro cochinillo, un producto reconocido por su calidad, del resto de la oferta que no cumple los mismos estándares”, añade.
Previsión de futuro
Ambas organizaciones advierten de que, si esta situación se prolonga, las consecuencias pueden ser graves no solo para los ganaderos, sino para el conjunto de la economía provincial, con riesgo de pérdida de empleo directo e indirecto. A corto plazo, el sector afronta “un camino de piedras” de varios meses, en el que será clave que no aparezcan nuevos focos, que se mantenga la confianza del consumidor y que las administraciones faciliten la apertura y el mantenimiento de los mercados exteriores.
“El sector tendrá que soportar un periodo duro de al menos medio año. En el caso de Cataluña, se habla de hasta 12 meses de restricciones para la salida de animales al mercado exterior. Todo dependerá de cómo se negocie y gestione la crisis de la peste porcina africana y de que, ojalá, el problema no se extienda más allá de Cataluña”, prevé Muñoz.
Pese a la gravedad del momento, tanto APORSE como UCCL coinciden en destacar la fortaleza estructural del sector porcino español y especialmente el segoviano, que ha alcanzado los niveles más altos posibles en bioseguridad, bienestar animal y calidad, sin apenas ayudas externas. Un sector acostumbrado a los vaivenes, pero que reclama ahora responsabilidad, transparencia y apoyo institucional para superar una coyuntura excepcional y proteger uno de los emblemas económicos y gastronómicos de Segovia.
