La competición liguera en el grupo octavo de la Tercera División se está haciendo muy larga para los dos conjuntos segovianos, que desde hace un par de jornadas se quedaron sin objetivos deportivos por los que luchar. Gimnástica Segoviana y CD La Granja sólo compiten por el orgullo personal y no por alcanzar una metas que se han quedado lejos demasiado pronto.
La Segoviana viajaba al Adolfo Suárez para medirse al Ávila en un derbi al que el conjunto azulgrana llegaba con dudas tras la derrota frente al Almazán de la última jornada, un traspié definitivo en la pelea por el play off que hizo inútil la victoria del equipo en el campo del Aguilar. Con el paso de los minutos esas dudas fueron disipándose, ya que el equipo fue competitivo desde el principio, algo de lo que pocos dudaban habida cuenta de que lo que se ponía el juego no eran tres puntos de los “normales”, sino un derbi ante un histórico rival que siempre se esfuerza al máximo por ganar a los azulgrana, que también siempre dan lo mejor de sí mismos para derrotar al conjunto abulense en el clásico de la Tercera.
Paco Maroto, que no suele dar puntada sin hilo en sus comparecencias ante los medios al acabar los partidos, tiró la piedra al afirmar que “la gente podía pensar que veníamos a este partido con los brazos caídos y a ver qué pasaba, pero representar a Segovia y a este club es demasiado importante como para dejarnos llevar”, aunque en algunos momentos puntuales sí dio la impresión de que algunos jugadores “pasaban” del partido. Hay seis encuentros de Liga para que esa impresión se confirme o se quede en una mera anécdota.
En el caso del CD La Granja, la derrota en el campo del Santa Marta no vino sino a confirmar lo que el equipo llevaba apuntando desde el principio de la temporada. La unión del vestuario y el esfuerzo para revertir la situación negativa en la que se metió el equipo sirven para bien poco cuando de lo que se trata es de meter la pelota en la portería. Ante el Santa Marta no sucedió otra cosa distinta a lo que el equipo viene padeciendo desde el comienzo de la temporada. Un rival que se pone demasiado pronto por delante en el marcador, y un ejercicio de impotencia ofensiva por parte del conjunto segoviano, que una y otra vez se estrella ante la defensa contraria y ante su propia falta de efectividad. Si a una defensa endeble se le une un ataque desacertado el resultado será el descenso de categoría.