Las airfryer están cada vez más presentes en las cocinas y han dejado de usarse de forma puntual, solo para algunos platos, para convertirse en un electrodoméstico cotidiano, que puede competir con el horno eléctrico convencional. Y es cierto que es más rápido y requiere de poco aceite, pero no todo son ventajas.
Es el electrodoméstico de más reciente invención, el modelo que se comercializa actualmente se patentó en 2006 y apareció en el mercado en 2010. Sin embargo, en ese breve tiempo se ha ido posicionando en millones de hogares, con diferentes marcas y tamaños.
Cómo funcionan las freidoras de aire
Lo que lo ha hecho tan popular es que se pueden preparar platos que normalmente requieren de mucho aceite con apenas una cucharada, y en algunos casos incluso sin nada de aceite, haciéndolos más sanos y conservando las mismas características que cuando se cocinan con aceite.
Un ejemplo ya clásico para probar las bondades del airfryer es con las patatas fritas, que quedan igual de crujientes y doradas apenas con un toque de aceite. Pero también se puede utilizar para preparar pollo, mariscos, carnes y verduras.
Su funcionamiento es bastante sencillo: el calor generado circula gracias a un ventilador interno, y este aire caliente en movimiento es el que cocina los alimentos en menos tiempo, y con menos aceite, que un horno tradicional.
¿Es mejor una airfryer que un horno tradicional?
Es una pregunta que puede tener varias respuestas, a veces contradictorias. En principio, es un equipo que consume menos energía por hora que un horno convencional, entre 1.000 y 1.500 vatios, lo que equivale a entre 0,8 y 1,5 kilovatios por hora de uso. Mientras que el consumo del horno convencional está entre 1,2 y 2,5 kilovatios por hora.
Pero donde la freidora toma ventaja sobre el horno es en el tiempo de cocción, y es allí donde realmente este equipo gasta menos: a a freidora de aire la lleva la mitad del tiempo cocinar el mismo alimento que a un horno convencional.
El ejemplo del pollo asado
Un pollo en una airfryer se asa en una hora aproximadamente, cocinándolo 30 minutos por cada lado, mientras que en un horno eléctrico puede tardar unos 90 minutos, a los que hay que sumar el tiempo de precalentamiento.
Para asar el pollo, la freidora habrá necesitado poco más de 1 kilovatio, mientras que el consumo del horno puede rondar los 3 kilovatios.
Los hornos necesitan un tiempo de precalentamiento mucho mayor que el de la airfryer, y requieren de un mayor consumo de energía para calentar un espacio más grande.
Y es justamente en el espacio donde el horno convencional vence sobre la freidora: si vamos a hacer mucha comida, es más cómodo hacerlo en un horno convencional, donde todo se cocina de una vez, mientras que en la freidora hay que dividir la cocción en tandas, con lo que también se pierde la ventaja energética.
Visto de esta manera, si hay que elegir entre los dos equipos, un horno eléctrico convencional parece más conveniente para familias grandes, mientras que la freidora parece perfecta para parejas o personas solteras.
Y se están comenzando a ver en el mercado freidoras de aire de mayores dimensiones.
Aunque las freidoras más recientes pueden asumir casi todas las funciones que realiza un horno convencional, hay preparaciones que para muchos siguen quedando mejor en este último electrodoméstico, como el pan, los pasteles o los asados grandes.
En cuanto a si es más sano cocinar con una airfryer o con un horno convencional, las diferencias no son muy grandes.
En realidad, la diferencia a su favor la establece la freidora cuando se trata de frituras o de alimentos que habitualmente se preparan con mucho aceite, que no es el caso en la mayoría de los platos que se hacen en un horno convencional.
