Papel, cartón, tijeras, pegamento… y mucha paciencia. Esos son los ingredientes principales de las maquetas elaboradas por Ismael Pedrazuela Manso, un joven segoviano que empezó de niño a realizar imitaciones de edificios hasta llegar a completar lamaqueta de una catedral de grandes dimensiones, que ocupa la mitad del garaje de la casa de sus padres, en Carbonero El Mayor.
En esta catedral en miniatura se aprecia la influencia del arquitecto fetiche del joven carbonerense, Antonio Gaudí, con elementos de la Sagrada Familia de Barcelon. Desde la cruz dela torre central, con cuatro brazos que fue una de las señas de identidad del arquitecto catalán, hasta la distribución de las naves laterales. “Gaudí tuvo que aprovechar el reducido espacio disponible e ideó una distribución distinta de las capillas laterales… y a mí me pasó un poco lo mismo. Intenté que la maqueta dejase el espacio justo en el garaje para que pueda entrar el coche de mi padre , aunque para poder moverla acoplé una base con ruedas”, explica sonriendo.
Sin embargo, la inspiración de otros elementos tiene mucho que ver con las seos de las distintas ciudades por las que Ismael ha viajado junto a sus padres y su hermana, desde León o Burgos, hasta la francesa Notre Dame.
El joven fue documentando con fotografías todo el proceso, que se alargó dos años, y en el que trabajaba en los ratos libres después del instituto, mientras soñaba con estudiar Arquitectura en Madrid o Barcelona y “poder hacer algún día mis propias maquetas de verdad y edificios de verdad”, afirma. Ismael se encuentra a unos días de comenzar ese sueño y es que acaba de terminar Segundo de Bachillerato y apura los días previos a la Selectividad, con la esperanza de conseguir la nota que necesita para poder cursar esa carrera.
La catedral de Ismael es su maqueta más llamativa pero en el garaje de sus padres esta convive con un gran mural, con decenas de fotos, planos, alzados y otras anotaciones que le guiaron en el proceso, y otras réplicas de menor tamaño, más recientes y en el que el joven ha empezado a añadir nuevos materiales que le permiten más realismo.
Así, en otro rincón del garaje, luce una colorista casa de estilo canadiense, cuya base está formada por pequeños ladrillos fabricados por él mismo con barro que ha cocido en el horno microondas de casa. Una operación que le dió un pequeño susto porque seleccionó demasiado tiempo de cocción y el material acabó por las paredes del electrodoméstico.
Los ladrillos son un ejemplo de la inquietud de Ismael por hacer maquetas a partir de sus propios diseños y, además, de su esfuerzo por comprender los principios constructivos básicos de elementos que a simple vista pueden resultar meramente decorativos pero que cumplen una función estructural. De ahí que su catedral de papel cuente con arbotantes coronados por pináculos o que con sus ladrillos caseros haya creado una cúpula doble y una bóveda gótica con nervios en la parte interior, básicos para que no se venga abajo y evitar así que sus nuevas maquetas se degraden y tengan que ser desmontadas, como las primeras casitas de muñecas que Ismael construyó para su hermana.