Si eres de los que conversan con sus mascotas como si fueran un miembro más de la familia, la psicología tiene algo muy interesante que decir sobre ti; y es que lejos de ser una costumbre extraña o infantil, diferentes especialistas apuntan a que este gesto revela una serie de rasgos que tienen mucho que ver con la sensibilidad, la empatía y la forma en la que te relacionas con el mundo. De hecho, según explica la experta Sylvain Barrère, hablar con tus mascotas es uno de los indicadores más claros de que tienes una capacidad natural para conectar emocionalmente, incluso cuando no median palabras.
Y sí, aunque algunos sigan creyendo que dirigir frases completas a perros o gatos es una excentricidad, la psicología afirma que quienes lo hacen suelen tener un tipo de inteligencia emocional muy desarrollada; y no hablamos solo de cariño hacia sus mascotas, sino de esa habilidad casi intuitiva para interpretar gestos, tonos, energías y emociones, algo que también se refleja en la manera en la que tratan a las personas de su entorno.
Las mascotas y la empatía: por qué hablarles dice tanto de ti
Todos hemos visto esas escenas en las que alguien le pregunta a su perro cómo ha dormido o le cuenta a su gato cómo le ha ido el día, usando una voz suave que no se atreverían a emplear en ningún otro contexto, pero este comportamiento, según apunta Barrère, tiene mucho más detrás que una simple costumbre mona o un desahogo puntual. Y lo cierto es que las personas que hablan con sus mascotas suelen percibir mejor esos pequeños hilos invisibles que nos unen con otros seres vivos, lo que les permite relacionarse de una forma más profunda, más auténtica y, sobre todo, más emocional.
Esa capacidad de descifrar miradas, inclinaciones de cabeza, movimientos de cola o pequeñas señales corporales es una muestra de empatía muy desarrollada, por lo que para quienes tienen esa sensibilidad, las mascotas no son un compañero silencioso, sino un ser con necesidades, emociones y una presencia capaz de ofrecer consuelo incluso en días difíciles. Precisamente por eso, quienes hablan con sus mascotas suelen ser personas que también saben interpretar con mucha precisión cómo se sienten los demás, aunque estos no digan nada.
No se trata únicamente de proyectar sentimientos en el animal, sino de comprenderle desde un lugar emocional mucho más profundo. Según la psicóloga, muchas veces estas charlas con las mascotas revelan una fuerte conciencia emocional, porque quien las mantiene sabe reconocer sus propios estados de ánimo y gestionarlos a través de esa interacción tan natural que se da con los animales.
Vivir sin filtros: el papel de las mascotas como espacio seguro
Otro rasgo que comparten quienes mantienen estas conversaciones es la necesidad de tener un espacio en el que poder ser ellos mismos, sin máscaras ni expectativas, y con las mascotas, todos esos miedos que tenemos a ser juzgados desaparecen, lo que permite que, en ese diálogo aparentemente sencillo, salga a relucir una versión más auténtica de la persona. Es lo que Barrère llama “vivir sin filtros”, es decir, un momento en el que uno se libera de la presión social, deja atrás las apariencias y se permite hablar desde las emociones más básicas.
Esto es especialmente importante en un contexto social en el que la soledad se ha convertido en uno de los grandes problemas contemporáneos, y es que para muchas personas, las mascotas actúan como un sostén emocional silencioso, especialmente en etapas complicadas. La psicóloga cuenta que, durante un periodo de soledad personal, las charlas con su propio perro no solo eran un pasatiempo, sino una forma de sentirnos acompañados, comprendidos e, incluso, menos perdidos en este mundo tan caótico.
Por eso, aunque pueda parecer una curiosidad simpática, hablar con las mascotas es en realidad un espejo de cómo somos, es decir, sensibles, intuitivos, empáticos y capaces de conectar incluso sin palabras. Algo que, lejos de ser una excentricidad, dice mucho (y muy bien) de quienes lo hacen.
