Si alguna vez has pedido una Coca-Cola Zero pensando que estabas tomando la mejor decisión posible para evitar el azúcar, el endocrino Robert Lustig tiene un mensaje que quizás te resulte algo desalentador, sobre todo si eres uno de los forofos de este tipo de refrescos. Y es que, según dice: “Puede que no tenga nada de azúcar, pero eso no significa que sea inocua para tu salud”, un comentario que no sale de la nada, porque la Coca-Cola Zero puede provocar una respuesta metabólica muy similar a la de un refresco normal, aunque su etiqueta promete todo lo contrario.
Lustig explica que los edulcorantes que se utilizan en bebidas como la Coca-Cola Zero engañan al cerebro haciéndole creer que está recibiendo azúcar, pero el resultado es que el páncreas reacciona liberando insulina como si realmente hubieras consumido una bebida azucarada, lo que podría alterar tu metabolismo con el tiempo. Así que sí, la Coca-Cola Zero no engorda por las calorías, pero puede influir igualmente en tus niveles de hambre, en tu metabolismo y en cómo tu cuerpo gestiona la energía, por lo que quizás esta alternativa no sea tan buena como podíamos llegar a pensar.
Coca-Cola Zero, edulcorantes y lo que ocurre realmente en tu cuerpo
Uno de los grandes argumentos a favor de la Coca-Cola Zero es que permite disfrutar de un sabor dulce sin azúcar, algo que en principio es cierto y que para muchas personas ha sido la solución perfecta para reducir calorías. El problema está en lo que no se ve, y es que Lustig insiste en que los edulcorantes artificiales utilizados en bebidas como la Coca-Cola Zero son capaces de activar los mismos mecanismos cerebrales que el azúcar, aunque su perfil calórico sea casi inexistente.
Esto significa que tu cuerpo puede reaccionar a una Coca-Cola Zero exactamente igual que a una bebida repleta de azúcar, es decir, que se incrementa la liberación de insulina y, con ello, la sensación de hambre vuelve antes, porque el organismo siente que “falta algo”; de ahí que muchas personas que toman Coca-Cola Zero terminen picando algo dulce después, sin saber que la propia bebida es quien lo está provocando.
A todo esto se suma que este tipo de refrescos pueden influir en la salud cardiovascular, ya que, según diferentes investigaciones, la exposición continuada a edulcorantes artificiales podría relacionarse con un mayor riesgo cardiometabólico, lo que implica que una Coca-Cola Zero ocasional no es que sea peligrosa, pero sí que su consumo habitual merece cierta prudencia.
Alternativas a los refrescos cero: lo que recomiendan los especialistas
Seguro que todos nosotros tenemos un conocido (o somos nosotros mismos) que dice que no le gusta el agua, o que directamente solo le gustan los refrescos, por lo que las anteriores afirmaciones de este endocrino han podido ser algo preocupantes, pero los especialistas han hecho una serie de recomendaciones sobre las mejoras alternativas para este tipo de bebidas.
Una de las más comunes es sustituir la Coca-Cola Zero por agua con gas, ya que que ofrece esa misma sensación sin alterar la respuesta metabólica, además de que según una investigación publicada en BMJ Nutrition Prevention & Health sugiere que el agua con gas puede, en algunos casos, incluso favorecer la captación de glucosa y aumentar ligeramente el metabolismo; no es una solución milagrosa (ni mucho menos), pero sí que puede ser una manera de reducir o incluso eliminar el consumo habitual de Coca-Cola Zero.
Eso sí, como recuerda el doctor Akira Takahashi, el agua con gas no hace magia, ya que por sí sola no provoca pérdida de peso, sino que simplemente puede ayudar si forma parte de una rutina equilibrada en la que también haya actividad física y una alimentación realista. Y, por supuesto, si estás intentando reducir refrescos, hacerlo poco a poco es totalmente válido, de tal forma que que sustituir una Coca-Cola Zero al día por agua con gas es ya un gran avance.
