Pocos lugares en el mundo pueden sorprendernos más que Utqiagvik, una pequeña localidad que se sitúa en el extremo norte de Alaska y en la que, desde el pasado martes 18 de noviembre, ya no volverán a ver el sol hasta finales de enero. Esto es algo muy llamativo, sobre todo para los que vivimos en países soleados donde más de una semana con el cielo nublado hace que más de uno entre casi en depresión, pero es totalmente cierto: esta ciudad se ha despedido por completo de la luz solar durante casi dos meses, entrando de lleno en lo que se conoce como la Noche Polar.
En este periodo, el de la Noche Polar, el sol permanece escondido bajo el horizonte a pesar de que el cielo nunca llegue a estar 100% oscuro. Después de esa última y rápida puesta de sol que duro apenas 45 minutos, los habitantes de Utqiagvik han comenzado a prepararse para unas cuantas semanas que van a estar marcadas por un crepúsculo constante, numerosas auroras boreales y una rutina que cambia mucho debido a la ausencia de luz solar.
Por qué Utqiagvik vive dos meses sin sol y qué hace único a este rincón de Alaska
La explicación a este fenómeno que cada año vive este pueblo del norte de Alaska reside en la inclinación del eje terrestre, lo cual hace que cuando llegue el invierno y el hemisferio norte queda orientado de forma opuesta al sol, las zonas situadas por encima del Círculo Polar Ártico permanecen en sombra durante semanas o incluso meses. En el caso concreto de Utqiagvik, la latitud extrema (más de 71 grados al norte) hace que el sol no alcance nunca la altura suficiente para asomarse por encima del horizonte.
Eso sí, aunque pueda imaginarse una oscuridad total, la realidad en esta ciudad de Alaska es algo distinta, ya que cada día se disfruta de un crepúsculo suave que tiñe el cielo de tonos azulados y violáceos, junto con la luz de la luna y, en muchas ocasiones, el espectacular brillo de las auroras boreales. Es una penumbra constante, pero no una negrura absoluta, lo que hace que la vida pueda seguir con bastante normalidad para quienes residen en esta localidad.
La vuelta del sol no llegará hasta el 22 de enero y, ese día, como ocurre cada año, los habitantes saldrán a celebrarlo entre bailes, cantos y ceremonias tradicionales, en un evento que simboliza el final de la Noche Polar y el comienzo de un nuevo ciclo marcado por la luz.
El clima extremo de Alaska y cómo afecta al día a día durante la Noche Polar
Para quienes no están acostumbrados, vivir en el punto más septentrional de Alaska es algo que no pueden ni imaginarse, y es que en los meses más fríos, como febrero, las temperaturas medias rondan los –24 ºC, aunque los episodios más duros pueden llegar a los –50 ºC, y tampoco es raro que el viento supere los 100 km/h, intensificando aún más la sensación térmica.
Durante la Noche Polar, la comunidad de Utqiagvik, la única de Estados Unidos que vive un periodo tan largo sin sol, organiza su vida alrededor de los espacios interiores, ya que las calles están casi siempre cubiertas de nieve y hielo, por lo que es habitual que la vida social, laboral y educativa se concentre en edificios preparados para estas condiciones extremas.
Pese a ello, los habitantes de esta zona de Alaska han desarrollado una relación muy particular con su entorno y muchos aseguran que, aunque la oscuridad puede resultar dura al principio, el hecho de convivir con fenómenos únicos como las auroras boreales compensa la falta de sol. De hecho, entre los meses de noviembre y febrero, la actividad solar suele ofrecer algunos de los espectáculos más brillantes del ciclo anual.
Aun así, hay otro aspecto interesante, y es que cuando la luz regresa en enero, lo hace con fuerza. Tanto es así que, a partir de mayo, los habitantes de esta región de Alaska vivirán justo lo contrario: el famoso “día polar”, un periodo en el que el sol no se pone durante semanas, obligando incluso a utilizar cortinas opacas para poder dormir.
