Ya hay planes para construir el primer rascacielos residencial en la capital española, algo que puede pillar por sorpresa a muchos, aunque el dónde va a estar situado es lo que de verdad nos va a dejar con la boca abierta. Y es que a pesar de lo que pudiésemos pensar, no se encontrará en barrios como Chueca o Lavapiés, ni siquiera en Chamberí, sino que el elegido para ello ha sido el Barrio de Salamanca, el cual es conocido por su exclusividad o por tener una de las rentas medias más altas por habitante.
La Torre Castelló, que es como se conocerá a este edificio, es un proyecto que ha generado muchas expectaciones y conversaciones, sobre todo entre los amantes de la arquitectura y de aquellos que se dedican al mercado inmobiliario de lujo. Y es que no estamos hablando de un mero rascacielos con oficinas o tiendas, sino que será un complejo residencial y que promete cambiar para siempre el típico skyline de Madrid.
Este nuevo edificio se encontrará, concretamente, en la calle María de Molina, ocupando el edificio brutalista que durante décadas funcionó como sede de oficinas del Ministerio de Hacienda, y que ahora se transformará en una torre residencial de 20 plantas y 158 viviendas, convirtiéndose en el primer rascacielos de uso exclusivamente residencial dentro de Madrid capital.
Cómo será por fuera (y por dentro) la Torre Castelló
Lo que hace diferente a este rascacielos no es solo su altura, ya que repetimos que tendrá 20 plantas, sino todo lo que representa al ser una reinterpretación respetuosa de la arquitectura brutalista original, pero combinada con una apariencia contemporánea de aluminio extruido y un diseño cuyo objetivo es integrar este rascacielos en el tejido urbano sin olvidar su historia pasada.
Cada vivienda contará con terrazas amplias, vistas despejadas y un planteamiento en el que se mezclan el diseño, la funcionalidad y el bienestar; además, a esto se le suma un conjunto de espacios comunitarios que van mucho más allá de lo habitual, ya que contará con un club privado, una piscina, una zona wellness, un business center, un rocódromo, un simulador de golf… lugares que están pensados para convertir el propio rascacielos en un entorno autosuficiente donde vivir deja de ser solo habitar.
El interiorismo seguirá la misma línea, con materiales neutros y una continuidad visual entre exterior e interior que refuerza esa sensación de calma que muchos buscan en un edificio de esta categoría, logrando que este rascacielos no solo destaque por fuera, sino también por dentro.
La transformación de un edificio histórico en un rascacielos horizontal
Uno de los aspectos más llamativos del proyecto es la decisión de mantener la fachada original, la cual una pieza de brutalismo madrileño que parecía destinada al olvido y que, sin embargo, se ha convertido en uno de los puntos fuertes del nuevo rascacielos.
En paralelo, Grupo Lar y Colliers han presentado todo el concepto creativo en The Deck, un espacio efímero que funciona casi como un puente entre lo que será el rascacielos y la experiencia urbana que pretende generar, lugar en el que los arquitectos e interioristas encargados de este grandioso proyecto han explicado que se quiere redefinir la forma en la que se habita en vertical en una ciudad tan horizontal como Madrid.
Según sus responsables, en dos años muchas de las viviendas ya estarán ocupadas y, en apenas cinco, este rascacielos podría ser un nuevo icono madrileño, ya no solo por su diseño, sino por la manera en la que se rescata un edificio administrativo para convertirlo en un referente de vivienda contemporánea, sostenible y conectada con la ciudad.
