Son ya más de dos años de conflicto en Siria y cada día que pasa se suman nuevas víctimas mortales. Ayer, al menos 95 personas fallecieron a causa de los intensos enfrentamientos entre las fuerzas conjuntas del régimen de Damasco y el partido-milicia chiita libanés Hezbola contra los rebeldes por el control de la estratégica ciudad de Qusair, a 10 kilómetros de la frontera con el Líbano. Mientras, los principales dirigentes de los grupos opositores llegaban a Madrid para celebrar un encuentro de dos días en el que intentar buscar una salida a la guerra.
En suelo árabe, el Ejército de Al Asad recuperó Qusair tras unos duros combates en los que, según el régimen, falleció «un gran número de terroristas», entre ellos, uno de los líderes del Frente al Nusra. Mientras, desde el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Londres, indicaron que entre las víctimas mortales se encuentran cuatro civiles (tres mujeres y un hombre), así como 56 milicianos insurgentes, nueve soldados regulares, tres paramilitares y 23 miembros de Hezbola, que había negado insistentemente su presencia en el país desde el inicio de la revuelta.
Además, este organismo no descartó que el número de muertos vaya en aumento, ya que «hay cientos de heridos y la mayoría se encuentra en estado crítico».
Según los activistas, desde hace seis semanas los efectivos gubernamentales asediaban la ciudad y, de acuerdo con el Ejército Libre Sirio, han llegado a disparar proyectiles cargados de gas mostaza.
Mientras, en Madrid 90 dirigentes de la oposición a Bachar al Asad iniciaron un encuentro en busca de una solución para este conflicto, que se alarga ya por más de dos años con un balance de 80.000 muertos y un millón y medio de refugiados.
Hasta la capital española se desplazaron para tratar de facilitar el diálogo entre las distintas facciones. «Esperamos que con el esfuerzo de todos, el pueblo sirio pueda alcanzar pronto la paz que tanto anhela, un futuro mejor, solidario y justo para todos», manifestó el secretario de Estado de Exteriores patrio, Gonzalo de Benito.
La reunión, a puerta cerrada, está promovida por el Ministerio que dirige José Manuel García Margallo y ha excluido a los movimientos yihadistas extremistas.
España defiende una salida política y no militar al conflicto.
