Las plantillas de los 15 Paradores de Castilla y León se han concentrado este viernes de nuevo a las puertas de sus centros de trabajo en las nueve provincias, además de en las oficinas centrales en Madrid, con una acción con la que buscan mostrar “la situación de abandono institucional y empresarial” que arrastran desde hace más de cuatro años y “antes de verse obligados a adoptar medidas más contundentes”.
Las protestas reclaman un “convenio justo”, y según los sindicatos, la dirección “continúa sin mostrar prueba alguna para desbloquear esta situación y, de esta forma, alcanzar un acuerdo”. “Su estrategia parece clara: dejar pasar el tiempo esperando que el conflicto se diluya y eludir su responsabilidad”.
Ante esta actitud, la plantilla ha decidido alzar la voz y denunciar sus “precarias condiciones laborales, salarios ridículamente insuficientes” y una “conciliación familiar inviable, debido a la extrema flexibilidad, los turnos rotativos y, especialmente, el turno partido” —el más habitual en el departamento de comedor y cocina— que “normalmente se extiende durante cuatro horas por la mañana y tres horas y media por la tarde-noche, incluyendo fines de semana y festivos”.
Las reivindicaciones de la plantilla son “claras”: salarios justos “con los que la plantilla pueda llegar a fin de mes y vivir dignamente”; la implantación “definitiva” del plan de pensiones y un programa que recoja el desarrollo profesional, estabilidad en el empleo, jornadas parciales mínimas garantizadas, mejoras en la gestión de la incapacidad temporal, jubilaciones parciales, reducción progresiva de jornada y una planificación anticipada de turnos “que permita una conciliación real”. Según UGT, CSIF y CCOO, la empresa se encuentra en un “contexto de bonanza económica”, ya que Paradores ha alcanzado en verano un récord “histórico”, con un incremento del dos por ciento en beneficios y una ocupación media del 86 por ciento.
