En el último pleno municipal, el grupo Vox volvió a demostrar su profundo desconocimiento del funcionamiento de los servicios sociales y sobre las competencias de un ayuntamiento. Su propuesta de elaborar un «censo de personas mayores para detectar la soledad no deseada» y de crear una «red de familias acogedoras» para mayores en fechas señaladas es una idea fuera de lugar, amén de un ejemplo claro de ignorancia y falsa caridad.
Ignorancia, porque el planteamiento desconoce los límites legales y competenciales del municipio. El Ayuntamiento no puede responsabilizarse de lo que sucede en los domicilios, ni puede garantizar la seguridad de las personas mayores que, según la ocurrencia de Vox, serían acogidas por familias que el Consistorio ni siquiera podría supervisar. Y falsa caridad, porque tras el aparente gesto «solidario» se esconde una visión paternalista, asistencialista y trasnochada de los servicios sociales: una visión basada en la compasión y la beneficencia, muy alejada del modelo profesional y centrado en derechos que la sociedad ha conquistado en los últimos decenios.
Los servicios sociales no son caridad, son derechos. Y detrás de cada programa, de cada intervención, hay profesionales cualificados en trabajo social, en educación social, en psicología, en integración social, además de personal administrativo, que planifica, evalúa y acompaña a las personas con criterios técnicos y con rigor. No hablamos de buena voluntad, sino de profesionalización, metodología y evaluación constante. Esa es la gran diferencia entre un modelo serio y un modelo improvisado.
Profesionales especializados ya abordan la soledad no deseada con programas específicos. Y el Plan contra la Soledad no Deseada, de la Junta de Castilla y León, prevé medidas de detección, seguimiento y acompañamiento personalizadas, que ponen en el centro a cada persona y sus circunstancias. El Programa de Envejecimiento Activo, por ejemplo, está promoviendo actividades de ocio o participación y funciona como un instrumento esencial para detectar posibles situaciones de aislamiento, siempre con la cercanía y la escucha profesional como herramientas.
Quienes trabajamos en lo público sabemos que la soledad no deseada no se combate con sentimentalismos ni con gestos de escaparate, sino fortaleciendo los servicios sociales, dotándolos de recursos, personal y coordinación con otras áreas, como Salud, así como entidades próximas a la ciudadanía, para que cada intervención sea eficaz y respetuosa con la autonomía y la dignidad de las personas mayores.
Vox, una vez más, pretende dar lecciones sin saber absolutamente nada, sin haberse siquiera molestado en conocer cómo funciona el sistema de atención social básico, ni los programas existentes. Sus propuestas, además, revelan un profundo desprecio hacia el trabajo profesional y un intento constante de sustituir derechos por caridad. Y todo ello envuelto en discursos grotescos —recuérdese el lamentable pasaje del ciruelo— e intervenciones en el pleno que poco tienen que ver con el respeto a los derechos humanos y mucho con la provocación.
La diferencia es muy clara: nosotros trabajamos con personas; ellos hacen política con ellas. Mientras Vox se empeña en volver a modelos de compasión y caridad, el Partido Popular sigue apostando por un modelo público, profesional y de atención centrado en la persona. Lo lleva demostrando muchos años en la Junta de Castilla y León, modelo de referencia en la gestión de los servicios sociales. Y esa es, precisamente, la razón de ser de esta Concejalía: ayudar a quienes más lo necesitan, con respeto, profesionalidad y con el objetivo último de mejorar la vida de las personas.
