Hay lugares donde los milagros no bajan del cielo, sino que se producen directamente en la tierra. Milagros silenciosos, que parecen pasar desapercibidos, sin mucho impacto, ni mediático, ni social; tampoco institucional. NI falta que les hace. Milagros, más concretamente, sobre la tierra batida de Espacio Tierra, el club de tenis de La Lastrilla que ha logrado colocar a su equipo senior entre los dieciséis mejores de España.
Si el año pasado ya fue una hazaña ascender a Segunda División Nacional, el pasado mes de septiembre, lejos de conformarse, los chicos de Espacio Tierra volvieron a superarse. Tras lograr mantener la categoría en una eliminatoria dominada con cierta holgura, cayeron en la lucha por ascender a Primera División ante el Club de Tenis Granada, el mismo que acabaría como campeón y logrando el ascenso.
Hablamos de un equipo que entrena en unas pistas donde el invierno se mete en los huesos; donde la lluvia obliga a suspender sesiones o convierte el entrenamiento en una lucha contra el barro y el peso de las bolas; donde se juega con viento, con frío —mucho frío— y la ilusión como única calefacción. Un equipo compuesto, exclusivamente, con jugadores formados en las pistas del propio club, cuando la práctica habitual es que los clubes fichen no por catálogo, pero casi.
En Segovia tenemos el ejemplo del Balonmano Nava, pero que otro club de un pueblo tan pequeño esté entre los dieciséis mejores del país en su disciplina es, también, una lección de constancia, de humildad (no necesitan reconocimientos, porque ellos saben lo que cuesta) y de amor por el juego. Quizá no tengan grandes titulares, pero han escrito una de las páginas más bonitas del deporte segoviano y quería comenzar mi colaboración de la temporada en esta sección reconociéndoles su mérito.
En estos tiempos de resultados rápidos y luces de neón, conviene recordarlo: en Espacio Tierra los milagros se cocinan con raquetas y a fuego lento.
