La vida de San Juan de la Cruz transcurrió entre su Fontiveros natal y Úbeda, donde murió con 49 años. En Segovia, descansan parte de sus restos y en la ciudad vivió durante tres años. Todavía hoy se pueden seguir las huellas que el fundador de los Carmelitas Descalzos dejó en la ciudad.
Hay una ruta que une los dos conventos de la orden segovianos: el femenino de San José y el masculino que está a orillas del río Eresma, donde fue prior. Una caminata de kilómetro y medio que el poeta místico hacía frecuentemente y que da sus primeros pasos en la capilla de San Juan de la Cruz en la Catedral. Tiene paradas, además, en el citado convento de San José, en la escultura del santo, obra de José María García Moro, en la Puerta de Santiago y en el Jardín de los Poetas.
El descenso continúa por el paseo de San Juan de la Cruz para acabar en el convento que San Juan de la Cruz fundó en 1588 y donde es visita obligada su sepulcro.
El paseo, si se hace como visita guiada, dura dos horas y se puede reservar en el centro de recepción de visitantes de la plaza del Azoguejo.
