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Vamos a contar mentiras, tra la ra

por Alberto Herreros Laviña
20 de octubre de 2025
en Tribuna, Opinion
Alberto Herreros Lavina
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Luis Mester

¡Aquellos trenes de vapor!

LA UE Y EL INDULTO A PUIGDEMONT

Mi cuñada no habla inglés.

Tampoco lo hablan más de la mitad de los que afirman hacerlo. Ella no tiene empacho alguno en admitirlo, sino que además lo adereza con la anécdota real suya en una entrevista de trabajo: el director de recursos humanos echa otro vistazo al currículo mientras con sus gafas progresivas mantiene en su campo visual a la candidata. De pronto y sin previo aviso, arranca a hablar en un inglés algo afectado, pero fluido, perfeccionado a golpe de largas estancias en Oxford. La aspirante no ve venir el golpe. Es un crochet directo a la mandíbula.

Al ver cómo sus palabras rebotan en la pared sin que ella articule sonido alguno, el entrevistador lanza un gancho directo al estómago de la chica: usted dice aquí que tiene nivel de inglés medio. Ella gana unos segundos y dice en un recorte taurino al más puro estilo de la escuela rajoyista: ¡claro! Le dije nivel medio, pero es que usted me está hablando en nivel alto. Ahora el que no se esperaba el gancho es el director de recursos humanos.

Todos conocemos a alguien que refleja en su «ridiculum» una estancia en, pongamos por caso, Boston, cuando lo más cerca que ha estado del lugar es viendo la serie “Cheers” desde el sofá.

Seamos honestos: un CV español que no haya cogido unos gramos de peso gracias a unas prácticas jamás practicadas o a un máster no masterizado, o no es español, o no es CV, o carrera de la vida, en su traducción literal del latín.

Si trasladamos esa costumbre tan nuestra de aderezar la verdad en los CV, a la vida pública, nos devuelve ese juego de mesa que se puso tan de moda entre la clase política este verano, que consistía en encontrar el gazapo en el historial curricular de algún cargo público rival, para su escarnio público y proceder a su linchamiento hasta provocar el cese del truhan.

Es lógico que para acceder a un cargo público la transparencia debe ser un valor innegociable.

El verano venía caliente, tanto que los dos principales partidos se sentaron a jugar a ese “Trivial” llamado: “quién ha mentido más y más gravemente su CV que lo hago colgar”.

El juego tenía su aquél, había bajas en ambos bandos. Había emoción. Y titulares.

Todo transcurría según el guion, hasta que a la fiscalía anticorrupción le dio por investigar a José María Ángel, probo funcionario, alcalde de L’Eliana (Valencia) durante 18 años y recién nombrado Comisionado para la reconstrucción de la DANA.

José María, al que me gusta imaginar como hombre de familia, padre abnegado y de principios, sin grandes aspiraciones políticas, había demostrado su buen hacer durante décadas en el ámbito público en distintos puestos. Parecía tener una clara vocación por la res pública y nula ambición política. Una vida tranquila, sin sobresaltos.

La «balasera» le pilló en la fase más aguda de la batalla. Un título universitario presentado en 1983 en “Archivística y Biblioteconomía” de la Universitat de València fue la espita.

Acusado de falsear su CV, en julio de 2025, José María dimitió tras décadas trabajando en la administración, tras una exposición mediática a la que no estaba acostumbrado. Unos días más tarde, el 8 de agosto de 2025 fue ingresado en el Hospital de Llíria (Valencia), tras un intento de suicidio. Un familiar le encontró en su coche, inconsciente, cerca de su casa. De ahí al hospital.

Quién sabe si a José María le pudo la culpa jesuítica, el acoso mediático, la presión brutal de esa batalla, que no hacía prisioneros. Quizás tenía algo que no abunda entre nuestros dirigentes: eso que llaman pudor, decoro, sentido del deber, integridad. Y eso le pudo.

No era su guerra, pero una bala distraída casi acaba con su vida.

Ya lo avisó el Cardenal Richelieu hace siglos: “dadme seis líneas escritas por la mano del hombre más honrado y encontraré en ellas algo con lo que colgarle”. Es probable que José María no hubiera leído a Richelieu. Ahora lo entendería todo.   Apuesto caña y aperitivo a que un escrutinio a fondo en los C.V. de nuestros políticos, dejaría un parlamento lleno de huecos por dimisión.

Mi cuñada, entretanto, sigue adelante con su vida y no sufre trauma alguno por haber pasado por angloparlante.

Quiero pensar que el afán de José Luis fue el de hacer su trabajo lo mejor posible cada día.

Ambos tienen un nivel alto en muchas facetas de la vida.

Quizá en aquellas que de verdad importan.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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