El Balonmano Nava volvió a desaprovechar una oportunidad clave para cambiar el rumbo de un inicio de temporada preocupante. En el Guerreros Naveros, y arropado por una afición entregada, el equipo de Álvaro Senovilla encajó un nuevo revés tras caer frente a un Puente Genil más ordenado, más contundente y con las ideas mucho más claras (24-30).
Con solo dos puntos sumados de los doce posibles, el conjunto navero alarga su mala dinámica y comienza a mostrar síntomas de bloqueo. Porque más allá del resultado, las sensaciones siguen sin mejorar: sin solidez defensiva y con ataques repletos de errores e imprecisiones. Cuarta derrota consecutiva y un equipo que sigue sin dar señales de reacción.
Sobre un Guerreros Naveros de nuevo hasta la bandera, el choque arrancó con máxima igualdad y con los porteros como figuras destacadas. Patotski, por parte del Balonmano Nava, y Álvaro de Hita, del Puente Genil, no tardaron en sacar a relucir su amplio repertorio de paradas que mantuvo el marcador ajustado en los primeros compases.
Ambos equipos mostraron ataques poco fluidos y errores ofensivos, lo que mantuvo la alternancia en el luminoso. A medida que avanzaban los minutos, fue Puente Genil quien mostró más certero ante un Nava dubitativo, lo que le llevó a establecer una primera ventaja de tres goles (4-7), obligando a Álvaro Senovilla, a solicitar un tiempo muerto en busca de soluciones tras solo diez minutos de juego.
Reacción fugaz de Nava
Tras el parón, el cuadro navero pareció reaccionar con Patotski como referente en portería y con Joao Bandeira ganando protagonismo desde el carril central. Sin embargo, fue un espejismo. La fragilidad defensiva de los locales y sus numerosos despistes fueron oro molido para el equipo andaluz que no hizo prisionero y aumentó la ventaja hasta los cinco tantos (6-11), incluso tras la expulsión por roja directa de Tiago Sousa.

Así, en medio del desconcierto, fue Patotski quien, como otras tantas veces, mantuvo con vida al conjunto de Álvaro Senovilla con intervenciones decisivas, permitiendo a los naveros creer en una posible remontada y evitando que Puente Genil hurgase aún más en la herida.
No obstante, los errores en ataque ante una defensa visitante bien plantada, e independientemente de los nombres o acciones, lastraron cualquier intento de recortar distancias, permitiendo a Puente Genil mantener la renta al paso por vestuarios (11-15). La aumentaría más tarde. Porque tras el descanso, un inicio falto de ritmo, junto a la exclusión de Pablo Herranz, lo aprovechó el cuadro de Paco Bustos para hacer sangre y llevar la diferencia a los siete goles.
Nava se rebela…por momentos
El equipo navero trató de reponerse con un nuevo arrebato de orgullo, liderado por el galo Lufuanitu desde el extremo derecho, pero un Puente Genil práctico logró frenar la reacción manteniendo la renta en seis tantos. Senovilla solicitó un nuevo tiempo muerto que sí tuvo efecto: con Mateus Buda ahora bajo palos y un Lufuanitu indescifrable para la defensa visitante, el Balonmano Nava volvió a creer en la machada. A falta de diez minutos para el final, los naveros se colocaron a solo tres goles. Había algo de vida.

El Guerreros Naveros empujaba y creía, pero Puente Genil tiró de oficio y, pese a una fase de intercambio de golpes, el cuadro cordobés, con Leandro Ramos efectivo en la ofensiva, frenó el ímpetu de remontada de un Nava que, a falta de cinco minutos para el final, se seguía viendo tres goles abajo. De ahí al final, el equipo de Paco Bustos jugó sus cartas a las mil maravillas, con ataques largos y el cronómetro a favor ante un equipo navero desquiciado, sin respuesta, y que agonizó sobre la pista hasta consumar un nuevo varapalo. El Nava no levanta cabeza.
